El diseño interior es muy parecido al del ZOE, siendo la consola prácticamente idéntica. Tiene un diseño vistoso por la combinación de colores y formas (imagen), aunque esto no evita que sea igual de funcional que el de un Volkswagen Polo, un modelo con un interior bien organizado pero menos llamativo.
La calidad de los materiales y sus remates es correcta. En la unidad de prueba había muchas zonas decoradas con plásticos brillantes de color negro —como el reposamanos de las puertas (imagen), el volante (imagen) y la consola (imagen)— en las que se marcan las huellas dactilares, se rayan fácilmente y su limpieza no es sencilla.
El cuadro de instrumentos consta de un cuentarrevoluciones a la izquierda, un indicador —de gran tamaño— del nivel de combustible a la derecha y, en el centro, dos pantallas: una en la que se muestra la velocidad y otra, encima de la anterior, para visualizar los datos del ordenador de viaje (imagen). Toda la información que muestra se lee con rapidez. No hay ningún indicador para saber la temperatura del líquido refrigerante del motor. En su defecto hay dos testigos: uno de color azul que se enciende cuando éste está frío y otro de color anaranjado cuando se calienta.
Las dos salidas de ventilación que hay en la consola tienen un tacto endeble y no permiten orientar el flujo de aire hacia abajo, solo de la mitad hacia arriba. Las salidas de aire laterales están mejor resueltas ya que su tacto es más recio y se pueden orientar en todas las direcciones.
Respecto al Clio anterior, los asientos delanteros son más anchos y tienen un mullido más duro. Son cómodos para largas distancias y dan un soporte lateral correcto. El del conductor se puede colocar cinco centímetros más atrasado y no se puede acercar tanto a los pedales como en el Clio anterior. La altura disponible es suficiente para un conductor de estatura elevada. Al pasajero la cabeza le queda más cerca del techo porque la banqueta —que no puede regularse en altura— no va igual de baja que la del conductor cuando está colocada en la posición inferior. La regulación de los apoyacabezas es suficiente para los ocupantes de mayor estatura.
La postura al volante es correcta, similar a la del modelo anterior (más información) y mucho mejor que la que tenía la segunda generación del Clio, de 2004 (más información). El volante tiene ajustes en altura y profundidad. Opcionalmente se puede instalar un apoyabrazos abatible entre los dos asientos: si se coloca para que el pasajero lo use, es posible que al conductor el codo le golpee contra él al insertar las marchas pares, que son las que hacen mover el brazo hacia atrás (esto depende de la postura que cada uno adopta para cambiar de marcha).
Los dos parasoles delanteros tienen espejo de cortesía, pero no iluminación. En el techo hay un único plafón colocado en las plazas delanteras. Esto último es un inconveniente si hay que buscar algo en las plazas traseras en un lugar oscuro; también puede dificultar colocar el cierre de los arneses de una sillita infantil (dispone de tres puestos con anclajes ISOFIX, dos en las plazas traseras y otro en la delantera).
El acceso a las plazas traseras es correcto. El espacio en éstas apenas ha variado con respecto a la generación anterior del Clio, hay un poco más de anchura que antes a la altura de los hombros y prácticamente el mismo espacio para las piernas y la cabeza. Por tanto, en relación a sus alternativas, no está entre los más recomendables por su espacio interior, principalmente porque el espacio para las piernas en las plazas traseras es más bien pequeño. En esta cota el Clio tiene 61 centímetros, mientras que un KIA Rio tiene 67 centímetros y un Chevrolet Aveo 66 centímetros (tabla comparativa).
Sí es reseñable el hecho de que los reposacabezas laterales traseros tengan un recorrido amplio en altura y éstos queden bien situados para personas de alrededor de 1,85 metros de estatura. El reposacabezas para la plaza central trasera es opcional —en los niveles de equipamiento «Authentique» y «Expression» se debe adquirir el «Pack Seguridad» (207,85 euros) para instalarlo, que también incluye los faros antiniebla delanteros. En el nivel «Dynamique» hay que adquirir el «Paquete eléctrico» y el «Paquete clima» (hay que pagar ambos, lo que tiene un coste total de 500 euros)—.
Hay tres sistemas de audio disponibles, todos ellos con conexión «Bluetooth» y entradas «USB» y «AUX». Con el sistema multimedia «Media Nav» —el intermedio y de serie en los dos niveles de equipamiento más altos— la cantidad de mandos que hay en la consola es pequeña, ya que todas las funciones del equipo de sonido y el navegador, salvo el volumen y el apagado/encendido, se manejan desde la pantalla táctil (imagen).
El funcionamiento de este sistema es satisfactorio por lo bien que responde al tacto y por la rapidez con la que cambia de una pantalla a otra, algo que no sucede por ejemplo con la pantalla táctil de un Peugeot 208 (más información). Sin embargo, unos botones físicos ayudarían a reducir la distracción que este sistema produce al realizar tareas comunes como mover el dial de la radio o seleccionar una presintonía.
No me ha gustado el funcionamiento del sistema de navegación. No fija con precisión la posición del vehículo en el plano —o tarda mucho en actualizarla—, lo que provoca que en calles paralelas muy próximas entre sí no sepas con exactitud cuál es la que debes coger. Por otro lado, la estimación de tiempo hasta el destino es errónea, necesitando casi siempre más tiempo del indicado para completar la ruta —incluso circulando ligeramente por encima de los límites de velocidad—.
En el apartado de manejo del sistema multimedia hay más información sobre el funcionamiento del sistema «Media Nav».
Maletero y huecos
El maletero tiene 300 litros de capacidad. De los turismos de cinco puertas de tamaño parecido, tan solo el MINI Countryman (350 litros) y el Dacia Sandero (320 litros) lo tienen más grande aunque la diferencia con la mayoría de sus alternativas es pequeña. Un inconveniente es que el borde de carga está muy alto, a 71 cm del suelo.
Bajo el piso está el kit de reparación de pinchazos y no hay espacio para dejar nada más (imagen). La rueda de repuesto es opcional y va colocada en el exterior. Los respaldos traseros se pueden abatir, fácilmente, en dos partes (en proporción 60/40). La superficie que queda está casi 20 cm por encima del piso del maletero (imagen).
En el perfil del portón del maletero hay dos hendiduras para poder cerrarlo sin mancharse las manos con la suciedad de la carrocería, sin embargo, éstos no son útiles: primero, porque no se pueden agarrar bien y la mano se resbala y, segundo, porque los amortiguadores que sustentan el portón son más duros de lo habitual. En el último Clio que hemos probado (a mediados de 2014) Renault ha modificado las hendiduras y ya es posible sujetar bien la mano.
En el habitáculo hay numerosos huecos para dejar objetos de uso cotidiano. En la parte baja de la consola hay uno de tamaño suficiente para dejar unas llaves, una billetera y un teléfono móvil y que éstos no salgan despedidos en curvas, aceleraciones o frenadas. Alrededor del freno de mano y detrás de la palanca de cambios hay una serie de huecos circulares que parecen estar pensados para dejar vasos o botellas de pequeño tamaño. Los bolsillos de las puertas delanteras son adecuados para depositar en ellos una botella de 1 litro (imagen).
La guantera no tiene iluminación ni ventilación, así como ningún medio que amortigüe la caída de la tapa cuando se abre. Su tamaño es grande y en ella hay espacio para la documentación del vehículo y un par de botellas de medio litro. Encima de la guantera hay un hueco alargado con base de goma que permite dejar objetos del tamaño de un teléfono móvil y que no se muevan en las curvas (imagen).
En el blog Celedonio y Cogolludo hay más detalles sobre el interior del Clio.