Renault Mégane Berlina (2016) | Impresiones del interior

Las plazas posteriores del Renault Mégane Berlina 2016 son un poco más amplias que las de la generación anterior, pero la mejora es insuficiente para situarlo como un modelo espacioso entre sus alternativas, sobre todo en lo que se refiere al hueco para las piernas. Según nuestras mediciones, hay 65 centímetros entre el respaldo trasero y la parte posterior del asiento del conductor (colocando la base del respaldo de éste a 100 cm del pedal del freno). En un Peugeot 308 hay 67 cm, en un Ford Focus hay 68 cm y en un Opel Astra hay 73 cm.

Las mediciones de anchura entre puertas y de altura libre al techo son comparativamente mejores, pero en ningún caso sobresalientes. Por anchura, dos adultos entran perfectamente bien, tres no, como sucede en la mayoría de sus alternativas; por altura, una persona de 1,86 metros de estatura se puede estirar sin problemas. Quien necesite un coche más ancho detrás, es mejor que opte por un KIA cee’d o un Peugeot 308 y quien necesite altura, es más recomendable, de nuevo, un KIA cee’d o un Opel Astra (tabla comparativa de mediciones del interior).

Las salidas de aire para los pasajeros traseros son de serie desde el nivel Zen (incluido) en adelante. Son dos, se pueden orientar, cerrar y están colocadas en el centro, al final de la prolongación de la consola central. Debajo de estas salidas hay una toma de tipo mechero de 12 voltios (imagen).

Foto de - renault megane 2016

Renault dice que el maletero tiene un volumen de 384 litros, 12 litros más que antes. Sin embargo, en nuestras mediciones es difícil detectar esa ganancia porque el maletero del Mégane 5p 2016 es 1 centímetro menos profundo (hasta 6 cm menos en la parte central, donde la profundidad es máxima en ambos casos), entre 2 y 6 cm más estrecho y tan sólo 1 cm más alto. Estas diferencias son evidentes a la vista, en especial en lo que respecta a la profundidad (en esta entrada del blog hay una fotos de los dos maleteros y de otros detalles). En cualquier caso, no son muchas las alternativas que tienen un maletero más amplio y, las que hay, no le superan por mucho. Algunas de ellas son el Nissan Pulsar (385 litros), el Peugeot 308 (398 litros) y el Skoda Spaceback (415 litros). En este listado están ordenados por tamaño de maletero todos los turismos de cinco puertas de entre 4,25 y 4,45 metros de longitud.

Como en el anterior Mégane, debajo del piso del maletero (que no se puede colocar a diferentes alturas) se encuentra el espacio destinado a la rueda de repuesto (imagen), que cuesta 100 euros, o el kit de reparación de pinchazos, que es de serie. Los respaldos de las plazas traseras se pueden abatir en dos partes (1/3 y 2/3). La superficie que resulta no es plana, sino que hay un salto de unos 13 cm entre el suelo del maletero y la parte posterior de los respaldos (imagen). Tener este escalón no es ni mejor ni peor que una superficie completamente continua, depende de las formas de la carga que se vaya a transportar. Con los asientos traseros abatidos y el del acompañante adelantado lo máximo posible, hay una longitud hasta el borde de carga del maletero de 165 cm.

Los asientos delanteros del Mégane comparten estructura con los del Talisman y los del Espace y es uno de los puntos donde Renault dice haber trabajado para reducir el peso del vehículo. También dice que, por primera vez, ha utilizado material de relleno de doble densidad en el Mégane. Son cómodos por sus formas y por el mullido —mejores que los que tenían el anterior Mégane— y sujetan bien el cuerpo en las curvas.

Foto de - renault megane 2016

Desde el nivel más básico, Life, el asiento del conductor se puede regular en altura, mediante una palanca que se siente algo endeble cuando se tira de ella (imagen). La regulación en altura del asiento del acompañante es una opción o un elemento de serie en función del nivel de equipamiento. Con el nivel de equipamiento BOSE el asiento del conductor tiene de serie un sistema de masaje (no disponible para el acompañante). Es un sistema muy sencillo, que consiste en el hinchado y deshinchado repetido de la zona lumbar del respaldo. Una función que pueden llevar los dos asientos delanteros es la de calefacción, regulable en dos niveles de intensidad. No existe la posibilidad de que tengan ventilación, si bien esta es una función disponible en muy pocas alternativas (una de ellas es el Opel Astra).

Para regular la inclinación de los respaldos delanteros hay que levantar una palanca y con la espalda empujar más o menos el respaldo hasta dejarlo en la posición deseada. En el anterior Mégane había un mecanismo de ruleta que era mucho más preciso y fácil de manejar. A pesar de ello, no me parece que encontrar una postura de conducción confortable al volante del Mégane 2016 sea algo problemático.

Las versiones GT Line y GT tienen unos asientos diferentes (imagen), con unos bordes más pronunciados que sujetan mejor el cuerpo y unos reposacabezas integrados con el respaldo y, por tanto, que no se pueden regular en altura y tampoco en aproximación a la cabeza. No he podido medir la altura de la banqueta al suelo, pero tengo la impresión de que van un poco más bajos que los asientos del resto de versiones. Sujetan muy bien el cuerpo y no suponen una pérdida de confort respecto de los asientos de serie, aunque en ciertas maniobras de giro el conductor puede llegar a topar con los codos en las orejas de los asientos si éste acostumbra a conducir en una posición erguida y cercana al volante. El Mégane GT se distingue, además de por los asientos, por una serie de placas que ponen «Renault Sport» (imagen e imagen) y por la decoración adicional que hay para la instrumentación digital (imagen, la de abajo a la derecha). 

Alrededor del conductor hay varios huecos de buen tamaño y con fondo de goma (o fieltro en algunos casos) donde dejar objetos. Los que quedan entre el conductor y el acompañante son diferentes según el freno de estacionamiento sea mecánico (de palanca) o eléctrico (de botón). En el primer caso hay dos huecos portabebidas a la izquierda de la palanca y, en el segundo, hay un cajetín rectangular (que también puede ser utilizado como portabebidas) con una cortinilla deslizable y un pequeño hueco a su izquierda, donde cabe por ejemplo un paquete de chicles (imagen). El hueco que hay debajo del reposabrazos central es grande (imagen), lo mismo que la guantera (que está iluminada, pero no tiene salida de aire, imagen).

Foto de - renault megane 2016

Los huecos de las puertas son grandes. En los de las delanteras cabe una botella de 1,5 litros (con más o menos holgura según su forma, imagen) y en las traseras de medio litro (imagen). Los pasajeros de la fila trasera pueden dejar revistas u objetos finos en las bolsas que hay en los respaldos delanteros (imagen).

Las unidades más equipadas del Mégane tienen el sistema multimedia R-Link2, que implica que en la consola haya una pantalla táctil colocada en posición vertical de 8,7 pulgadas (igual que en el Talisman y en el Espace). Esta pantalla tiene una buena sensibilidad al tacto y responde rápido a las pulsaciones. Para poder navegar por los numerosos menús sin perjuicio de la atención que ha de prestarse a la carretera es necesario un pequeño periodo de aprendizaje para saber dónde se encuentran algunas opciones. En el plástico que enmarca la pantalla hay botones táctiles que sirven para manejar el sistema multimedia (y que quedan algo alejado del alcance del conductor). La calidad de este plástico no es mala, pero tampoco es especialmente buena. Lo más negativo es que se ensucia rápidamente de polvo y la grasilla que tienen los dedos queda perfectamente visible en las zonas que se toca.

La disposición vertical de la pantalla no resulta ventajosa ni perjudicial con respecto a una de idénticas dimensiones colocada en horizontal. Lo verdaderamente importante es que el diseño de la interfaz permita al usuario realizar cambios en los sistemas básicos del coche (audio, climatizador y navegador entre otros) con el mínimo número de pasos. Creo que Renault, en este sentido, ha hecho un buen trabajo porque en la pantalla se puede visualizar simultáneamente la información del navegador, la de la radio y la del climatizador y es posible hacer cambios en uno de ellos sin perder de vista los otros. Esto es algo que no ocurre en los sistemas multimedia del Citroën C4 y del Peugeot 308.

En el sistema multimedia intermedio, la pantalla central mide 7,0 pulgadas, es táctil, a color y está colocada en posición horizontal. No la hemos probado. Con el sistema multimedia básico, la pantalla mide 4,2 pulgadas, es monocroma, no es táctil y hay más botones a su alrededor. El manejo de este sistema es más sencillo que el del R-Link 2, porque tiene menos funciones, pero tiene la desventaja de que algunos de los mensajes que se muestran en la pantalla aparecen con unas letras muy pequeñas.

Foto de - renault megane 2016

Hay dos tipos de instrumentación. Una de corte tradicional, con indicadores físicos de aguja, y otra en la que la parte central es una pantalla a color de 7,0 pulgadas (los indicadores que hay a ambos lados de esta pantalla son de aguja). Esta última es la que hemos probado. La manera en que se ve la información en dicha pantalla se puede cambiar utilizando los cuatro diseños preestablecidos (Renault no les da un nombre especial, los denomina Estilo 1, 2, 3 y 4; imagen de los cuatro esilos e imágen de los cuatro estilos en el Mégane GT), pero hay una serie de datos que siempre se muestran: la velocidad, los datos del ordenador de viaje, el indicador de marcha recomendada y el modo de conducción seleccionado con el MULTI-SENSE. Hay momentos durante el crepúsculo, en los que la visibilidad de esta pantalla es mala, en concreto cuando el sistema de encendido automático de luces conecta los faros (o no los desconecta porque piensa que la luz ambiental todavía no es suficiente) y a consecuencia de ello baja la intensidad de iluminación del cuadro de instrumentos. En el resto de situaciones no he tenido ningún problema.

En opción hay un sistema de proyección de información sobre una lámina de plástico que se despliega por encima de la instrumentación (imagen). La información que se puede ver es, entre otras, la velocidad, las indicaciones del navegador, la lectura del sistema de reconocimiento de señales y las advertencias de la altera por cambio involuntario de carril. La claridad con la que presenta los datos es buena y es posible variar la altura y el brillo de la proyección sobre la lámina de plástico.

El sistema de iluminación ambiental del habitáculo es de serie a partir del nivel ZEN (éste incluido). Permite cambiar el color de las tiras de luz que recorren los paneles de las puertas (imagen), la consola central, los huecos para los pies y parte del salpicadero. Hay cinco colores disponibles, cuya intensidad se puede regular a través del sistema multimedia (imagen). 

Renault Mégane Berlina (2016) | Impresiones de conducción

Este texto se centra en las impresiones de conducción de las versiones Diesel Mégane 5p dCi 110 y Mégane 5p dCi 130. En este otro texto están las impresiones de conducción del Mégane 5p GT TCe 205 CV.  

Los motores Diesel dCi 110 y dCi 130 vibran y suenan poco. Nos parecen dos buenos motores Diesel en este sentido. Al ralentí y a regímenes intermedios, el ruido que provocan ambos es similar al de los motores de potencia parecida de un Peugeot 308, un Honda Civic o un Volkswagen Golf. El dCi de 110 CV, que es el que hemos probado durante más tiempo, mantiene un rendimiento aprovechable hasta unas 4500 rpm —llega hasta 5000 rpm— y ni siquiera entonces el volumen del ruido que se filtra al habitáculo es molesto, aunque no es un sonido bonito (es el característico de los Diesel).

Ninguno de estos dos motores tiene una respuesta inmediata al acelerador, pero tampoco se puede calificar de lenta y la aceleración que dan por encima de unas 1700 rpm es buena (obviamente es más intensa en el motor de 130 CV). Por debajo de esas revoluciones la fuerza con la que empujan es sensiblemente inferior, pero suficiente para que si no es necesario ganar velocidad con premura no haga falta bajar de marcha (esto es algo que le ocurre en mayor o menor medida a todos los motores Diesel turboalimemtados de cilindrada y potencia parecida).

En las mediciones de aceleración y recuperación, la unidad de Mégane 5p dCi 110 CV que hemos probado ha dado un buen resultado para su potencia. Tardó 8,9 segundos en acelerar de 80 a 120 km/h, por lo que apenas es más lento que un Hyundai i30 1.6 CRDi 110 CV (8,6 s) y un Nissan Pulsar dCi 110 CV (8,7 s). El motor del Pulsar es el mismo del Mégane y el mismo también del Mercedes-Benz A 180 CDI (modelo que actualmente Mercedes-Benz comercializa con el nombre A 180 d). Este último fue más lento en la prueba de aceleración, ya que tardó 9,4 segundos. Tabla comparativa de prestaciones.

Foto de - renault megane 2016

Más allá de las cifras, el Renault Mégane dCi 110 CV nos parece un coche con una capacidad de aceleración más que sobrada en casi todas las circunstancias. Entre esta versión y la dCi de 130 CV hay una diferencia de precio de 1300 €. Pagar esa cantidad de dinero por tener 20 CV adicionales y 60 Nm más puede ser interesante en el caso de que el coche se vaya a utilizar la mayor parte del tiempo con mucha carga o en el caso de que la red de carreteras por la que habitualmente se circula presente dificultades importantes en forma, por ejemplo, de pendientes pronunciadas. El consumo medio homologado del Mégane dCi 110 CV es 3,7 l/100 km, mientras que el del Mégane dCi 130 CV es 4,0 l/100 km (ficha técnica comparativa).

En la prueba de consumo de km77.com —se realiza en un tramo de 144 km de autopista con constantes cambios de nivel, que se recorren a una velocidad media real de 120 km/h— el Mégane dCi 110 CV gastó 5,7 l/100 km. Es un consumo más alto que el que obtuvimos con el Honda Civic 5p 1.6 i-DTEC 120 CV (5,1 l/100 km), el Nissan Pulsar dCi 110 (5,3 l/100 km) y el Mercedes-Benz A 180 CDI (5,4 l/100 km). También gastó un poco menos en ese mismo recorrido el SEAT León SC con el motor 2.0 TDI de 150 CV y el cambio automático DSG (5,5 l/100 km).

Durante la semana de prueba, en la que hubo una mezcla homogénea de kilómetros en ciudad y carretera, el Mégane dCi 110 CV marcó una media de consumo alrededor de 5,6 l/100 km. La mayor parte del tiempo realicé una conducción rápida, por lo que es posible que el consumo descienda con un estilo más relajado, aunque en los test que hice me pareció complicado bajar de 5,0 l/100 km. En conclusión, el motor dCi 110 CV no tiene un consumo elevado, pero existen alternativas en el mercado sensiblemente más eficientes.

Nos ha sorprendido, para mal, la distancia de frenado que ha recorrido nuestra unidad de prueba de Mégane 5p dCi 110 CV. Para detenerse desde 120 km/h ha necesitado 57,7 metros. Los neumáticos son GoodYear EfficientGrip Performance, en medida 205/55 R16. Todos los coches que hemos probado con este neumático han frenado en menos espacio, en algunos casos por un margen muy amplio. Al SEAT León ST X-PERIENCE 2.0 TDI 150 CV 4Drive DSG, con una medida de 205/55 R17, le bastó con 51,7 m, mientras que el Mercedes-Benz GLA 220 CDI 4MATIC, con una medida de 235/45 R19, tan sólo recorrió 49,6 metros. El Ford Focus 1.0 EcoBoost 125 CV, con neumáticos en medida 215/50 R17, necesitó 50,5 metros. Tabla comparativa de frenadas.

Foto de - renault megane 2016

Con esta única prueba de frenado no podemos afirmar que la capacidad de deceleración de la gama Renault Mégane 5p 2016 sea mala. Lo fue en nuestra unidad. A medida que probemos otras unidades podremos hacernos una idea más clara de esta cualidad.

La caja de cambios manual de seis velocidades sigue teniendo un tacto parecido al del Mégane de la anterior generación. Los recorridos de la palanca son largos, como los de un Citroën C4 y, al moverla, no se tiene la sensación de precisión que sí trasmite, por ejemplo, la de un Honda Civic.

Mediante el sistema que Renault llama MULTI-SENSE el conductor puede regular el funcionamiento de algunas partes del coche (pulsando el botón que está por delante del freno de mano o a través de la pantalla central). Los programas disponibles son Eco, Neutral, Comfort y Sport (imagen. En el Mégane GT no hay modo Eco). El quinto programa se llama Perso y permite hacer una configuración a medida de cada uno de los ajustes disponibles. En concreto hay tres ajustes para la dirección —Comfort, Neutral y Sport—, tres para la respuesta del motor —Eco, Neutral y Sport—, dos para el sistema de climatización —Eco y Neutral— y tres para el sonido del motor —Off, Comfort y Sport—. 

Foto de - renault megane 2016

La suspensión del Mégane 2016 es ligeramente más firme que la del modelo al que sustituye, aunque continúa dando un confort de marcha elevado por su buena capacidad para suavizar los golpes de las ruedas con los baches. En esta faceta es prácticamente idéntico a muchas de sus principales alternativas, como son el Ford Focus, el Peugeot 308, el Opel Astra y el SEAT León. El Honda Civic y el Mazda3 son más incómodos, mientras que el Nissan Pulsar es un poco más confortable.

La mayor mejora del Mégane 2016 con respecto a su antecesor en lo que concierne a la dinámica de conducción está en sus reacciones en curva. La suspensión sujeta mejor la carrocería y los movimientos de balanceo son menores. Se tiene la sensación de llevar un coche más preciso y ágil. Aun así, no llega a transmitir la impresión de agilidad de un SEAT León. Tampoco a la de un Opel Astra, que me parece que logra un equilibrio más alto entre confort y efectividad en curva. En cualquier caso, considerando que el Mégane 5p dCi 110 CV no tiene un enfoque deportivo, creo que las cualidades dinámicas de esta versión son absoluta y ampliamente satisfactorias.

La sensación de aplomo, de seguridad y de precisión en autopista es alta. Esto, junto con el citado confort de la suspensión favorece la creación de un ambiente de viaje agradable para todos los ocupantes. El aislamiento acústico es correcto, aunque pienso que el Opel Astra, el Peugeot 308 y el Volkswagen Golf son un poco mejores en este sentido, sobre todo filtrando el ruido que se produce por el contacto del aire con la carrocería a alta velocidad.

Foto de - renault megane 2016

Algunos de los sistemas de seguridad que tiene el Mégane 2016 y que he probado son la alerta por cambio involuntario de carril y el programador de velocidad activo. El primero es una opción en los niveles Life e Intens que cuesta 150 €. Funciona a partir de 70 km/h y alerta al conductor que está abandonando el carril mediante un zumbido (similar al ruido que produce un neumático al pisar una línea de carril de material rugoso) que se escucha por el altavoz de la puerta del lado que corresponda (no mueve la dirección). El volumen del zumbido y la sensibilidad del sistema a la hora de detectar el abandono son regulables. Funciona correctamente.

El programador de velocidad activo también realiza bien su trabajo, manteniendo constante la velocidad con el vehículo precedente (se puede ajustar con un botón que hay en el volante) y la velocidad seleccionada en los momentos en que es posible. El rango de utilización de este sistema es entre 50 y 140 km/h.

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