Renault Mégane (2020) | Impresiones del interior

El habitáculo es muy parecido al del modelo anterior, por lo que las Impresiones del interior del Mégane 2016 son perfectamente válidas en la mayoría de aspectos. Las diferencias de mayor relevancia se dan en el salpicadero, donde son distintos los mandos de manejo del climatizador, la instrumentación de las versiones más equipadas y los sistemas multimedia. No son cambios muy grandes, pero suponen una apreciable mejora en ergonomía y, en conjunto, hacen que la interacción con la mayoría de mandos sea sencilla y agradable.

También hay pequeñas modificaciones estéticas que, aunque no tienen una función práctica, sirven para darle al habitáculo un aspecto más moderno. Es el caso de las tapicerías, que tienen patrones de diseño distintos y el retrovisor interior de las versiones más equipadas, que no tiene marco.

Foto de - renault megane 2020

Los mandos que sirven para ajustar algunas funciones del climatizador ahora son más grandes y las ruletas con las que se cambia la temperatura tienen una pequeña pantalla en su interior donde se pueden leer los grados seleccionados (imagen del Mégane 2020 e imagen del Mégane 2016). Es una disposición de mandos sencilla e intuitiva y por supuesto más práctica y segura que la que Peugeot utiliza en el 308 (y en la mayoría de sus modelos), donde es necesario interactuar con la pantalla para realizar cualquier ajuste (y por lo tanto, desatender momentaneamente la carretera). 

En el Mégane 2020 hay tres tipos de instrumentación: una de tipo convencional, con dos indicadores de aguja (no disponemos de imágenes de ella); otra con una pantalla central de siete pulgadas que permite cierto grado de personalización de la información (es la misma que tenían las versiones más equipadas del Mégane anterior; imagen); y una tercera formada por una pantalla de 10,2 pulgadas con mayor resolución y mayor capacidad de personalización del diseño y de la información (imagen). Esta última es novedad en la gama Mégane 2020 y viene de serie con el equipamiento RS Line, es opcional con el acabado Zen y no está disponible en los demás.

Su desempeño me ha parecido bueno. No tiene un sistema de menús tan sencillo de manejar ni tantas opciones de personalización como las instrumentaciones del SEAT León o del Škoda Octavia, pero en estos aspectos sí que es claramente superior a la que tienen, por ejemplo, el Ford Focus o el Peugeot 308 (que además son más lentas cambiando de funciones). En cuanto a resolución y visibilidad ante condiciones de luz adversas no hay tacha posible: cumple de manera sobrada.

Foto de - renault megane 2020

También hay novedades en los sistemas multimedia. Las versiones con el nivel de equipamiento más sencillo (Life) siguen teniendo una pantalla monocroma de 4,2 pulgadas, pero las demás (Intens, Zen y RS Line) incluyen una nuevo sistema operativo denominado EASY LINK, con pantallas de 7 o 9,3 pulgadas y compatibilidad con Android Auto y CarPlay. Este sistema permite el manejo remoto de algunas funciones del vehículo mediante la aplicación para teléfonos móviles «MY Renault». Se pueden bloquear y desbloquear las puertas, dar una ráfaga de luces, tocar el claxon y también es posible conocer el estado del vehículo (por ejemplo, ver cuánto carburante tiene) y saber dónde está estacionado.

La pantalla del sistema más avanzado está colocada en vertical (como la del modelo anterior, que era de 8,7 pulgadas) y nos ha gustado mucho por la rapidez con la que responde a las pulsaciones, por la estructuración de la mayoría de los menús y por su buena visibilidad (imagen). Incluye un sistema de navegación con mapas de TomTom y una conexión a internet gratuita durante tres años que permite la recepción de actualizaciones de software y de mapas, realizar búsquedas mediante Google Search y consultar el precio del combustible de las gasolineras cercanas, el estado del tráfico o la previsión meteorológica. También tiene un sistema de reconocimiento de órdenes vocales que, sin llegar a ser tan bueno como los de BMW o Mercedes-Benz, sí que resulta útil en determinadas situaciones.

Por espacio disponible para los pasajeros, el Mégane 2020 es idéntico al modelo que reemplaza, algo lógico teniendo en cuenta que solo se trata de una actualización. No es un coche especialmente amplio, sobre todo en las plazas posteriores. En esa fila de asientos hemos medido 64 centímetros de espacio para las piernas, que es mucho menos de lo que ofrecen alternativas como el Ford Focus (72 cm), el Opel Astra 5p (73 cm) o el SEAT León 5p (77 cm). La anchura entre puertas y la altura libre al techo son comparativamente mejores, pero en ninguno de los casos sobresale frente a sus rivales. Tabla comparativa de mediciones del interior.

Foto de - renault megane 2020

El maletero tiene 384 litros de capacidad, un volumen similar al de un SEAT León 5p o un Vokswagen Golf 5p (ambos con 380 l). Tanto el Škoda Scala como el Fiat Tipo tienen un maletero más capaz (de 467 y 440 l, respectivamente), mientras que un Opel Astra o un Toyota Corolla lo tienen más pequeño (de 370 y 361 l, respectivamente). Listado de turismos de cinco puertas de entre 4,2 y 4,5 metros de longitud, ordenados por volumen de maletero. Bajo el piso del maletero, que no se puede colocar a varias alturas, hay un kit de reparación de pinchazos que, opcionalmente, se puede sustituir por una rueda de repuesto de tamaño convencional (imagen).

Repartidos por todo el habitáculo hay muchos huecos portaobjetos, algunos de ellos grandes y prácticos. La guantera, por ejemplo, está compartimentada y tiene una buena capacidad (imagen), y los huecos de cada una de las puertas permiten colocar botellas de 1,5 y 1,0 litros, respectivamente (imagen de la puerta delantera e imagen de la puerta trasera). Además, por delante de la palanca de cambios hay otro hueco con fondo de goma junto a dos tomas USB y una entrada auxiliar (imagen) y entre los dos asientos hay dos posavasos con una cortinilla retráctil (imagen).

La calidad de los materiales con los que está fabricado el salpicadero y las puertas del Mégane no es excepcional, pero tampoco mala. Hay zonas en las que se percibe más esmero en su realización (por ejemplo la parte superior del salpicadero, de tacto blando, o los botones y mandos que hay bajo la pantalla del sistema multimedia) y otras zonas donde el aspecto es mucho más sencillo e incluso basto (la zona de la guantera frente al pasajero o la botonera que hay a la izquierda del volante (imagen). En este sentido me ha parecido que está muy parejo al Ford Focus y claramente por debajo de un SEAT León o un Mazda3.

Renault Mégane (2020) | Impresiones de conducción

Con esta actualización, Renault no ha hecho cambios en el chasis ni en ningún otro elemento que afecte directamente a la conducción de Mégane, por lo que las sensaciones al conducirlo son sencillamente las mismas que en el modelo previo (impresiones de conducción del Mégane 2016). Y lo cierto es que es una buena noticia porque sigue siendo un coche que, sin resultar sobresaliente en ningún aspecto, da un muy buen resultado en todo tipo de condiciones. No es tan ágil como un Ford Focus ni tan cómodo como un Toyota Corolla, pero resulta muy competente en estos aspectos (y en otros muchos) y a buen seguro satisfará las necesidades de la mayoría de conductores.

Dinámicamente es un coche que no emociona, pero tampoco defrauda y además transmite mucha confianza al conductor. Si se fuerza la marcha y/o se cometen errores de conducción, las reacciones son seguras y predecibles gracias, en parte, a un control de estabilidad que actúa con contundencia ante el más mínimo atisbo de pérdida de la trayectoria. Una buena prueba de ello fueron los resultados que obtuvimos en nuestras pruebas de esquiva y eslalon en circuito, donde el Mégane reaccionó con movimientos suaves, sencillos de controlar y sin brusquedades.

Foto de - renault megane 2020

La suspensión de todos aquellas versiones que no tienen un planteamiento dinámico o directamente deportivo (como las R.S. Line y las R.S.) cumple muy bien con su cometido. No deja que la carrocería se mueva mucho en las curvas o rotondas y además procura un buen nivel de comodidad a los ocupantes en prácticamente cualquier sitación. El único aspecto negativo a este respecto es el ruido que provocan algunas de sus piezas al pasar por encima de baches de cierta envergadura o por bandas reductoras de velocidad, que denota cierta fragilidad en su construcción (posiblemente no lo sea, pero lo parece). El Ford Focus y el SEAT León, por ejemplo, son dos vehículos cuyas suspensiones se sienten más robustas, mejor ensambladas y en definitiva, de mayor calidad.

La dirección tiene el tacto habitual de la mayoría de modelos de Renault, es decir, se maneja con muy poco esfuerzo y filtra mucho la rugosidad y las vibraciones que las ruedas provocan al girar. Este último aspecto podría ser un inconveniente de cara a practicar una conducción deportiva porque dificulta conocer el nivel de adherencia de los neumáticos, pero dado que no es un coche pensado para ello, no me parece que sea un inconveniente. Con todo, es una dirección que permite guiar el coche con bastante precisión (como comprobamos en los ejercicios de esquiva y eslalon) y agradable de manejar en ciudad.

El motor 1.3 TCe de 140 CV es, posiblemente, uno de los más equilibrados de la gama Mégane 2020. Es suave en su funcionamiento, no hace mucho ruido y además tiene una excelente relación entre prestaciones y consumo. Según nuestras mediciones, necesita un mínimo de 6,1 segundos para acelerar de 80 a 120 km/h, un dato sobresaliente que, a efectos prácticos, supone no echar en falta más potencia en casi ninguna situación, incluso con el coche cargado. La mayoría de alternativas con motores de potencia semejante fueron más lentos en esa misma medición: 7,7 segundos el Peugeot 308 Puretech 131 CV, 6,8 s el BMW 118i de 140 CV, 6,5 s el Volkswagen Golf 1.5 eTSI de 150 CV, 6,4 s el Opel Astra 1.2 Turbo 145 CV y 6,2 s el Hyundai i30 1.4 T-GDi de 140 CV. Únicamente el Škoda Scala 1.5 TSI de 150 CV fue más rápido en esta misma maniobra, aunque por un margen muy estrecho (5,9 s).

El consumo de combustible es casi siempre moderado, pero no destaca en la misma medida que lo hacen las prestaciones. En nuestro recorrido de referencia, que transcurre por una autopista con muchos cambios de nivel durante 144 km y a una velocidad media de 120 km/h, necesitó 6,6 l/100 km. No es un consumo alto en términos absolutos, pero hay alternativas que salieron mejor paradas en esta prueba: Opel Astra 1.2 Turbo 145 CV (5,5 l/100 km), Škoda Scala 1.5 TSI 150 CV y Volkswagen Golf 1.5 eTSI 150 CV (ambos 5,8 l/100 km) o SEAT León 1.5 TSI 130 CV (6,0 l/100 km). Y también hay modelos que consumieron más, como el Peugeot 308 1.2 Puretech 131 CV (7,2 l/100 km) o el Hyundai i30 1.4 T-GDI 140 CV (7,3 l/100 km).

El consumo en ciudad, como es lógico, es más alto, pero resulta difícil que supere los 8,0-8,5 l/100 km. En vías de circunvalación y con tráfico fluido es sencillo ver cifras inferiores a los 6,0 l/100 km en el ordenador de viaje.

Esta versión del Mégane puede ir asociada a un cambio manual de seis velocidades o a uno automático de doble embrague y siete relaciones (Renault denomina a este último EDC). El primero tiene el funcionamiento habitual de la mayoría de modelos de Renault: las marchas entran con suavidad y los carriles están bien definidos, pero los recorridos son muy largos y el tacto es pastoso, muy artificial. 

La caja automática supone un desembolso adicional de algo más de 1500 euros, pero bajo mi punto de vista es un elemento a tener en cuenta porque hace que la experiencia de conducción sea mucho más agradable. No es la mejor caja de este tipo, pero funciona con suficiente rapidez y salvo en momentos puntuales (maniobras a muy baja velocidad, especialmente con el motor frío), también tiene un funcionamiento suave. No tiene levas tras el volante, aunque se puede cambiar de manera manual mediante movimientos longitudinales en la palanca de cambios.

Foto de - renault megane 2020

Como en el Mégane 2016, hay un mando llamado MULTI-SENSE que permite seleccionar diferentes modos de funcionamiento de elementos como el motor, la caja de cambios (en caso de ser automática) y el climatizador o cambiar el color de la iluminación ambiental (imagen). Hay cuatro posibilidades: Eco, Confort, Sport y MySense (este último es el que antes se llamaba Perso y que permite ajustar cada parámetro posible de manera individual; el modo Neutral desaparece). 

En los modos Sport y MySense, además, hay una función que amplifica el sonido del motor a través los altavoces del sistema de sonido. Es una función completamente prescindible porque se siente del todo artificial e incluso chocante inicialmente. Afortunadamente, es posible atenuar su funcionamiento e incluso desactivarlo.

El sistema de frenos del Mégane tiene el tacto habitual de otros modelos de la marca (y de muchos otros coches modernos). Inicialmente requiere atención porque ante el más mínimo roce sobre el pedal ya se obtiene una fuerza de frenado alta. No obstante, es sencillo acostubrarse a ello y tras un corto periodo de adaptación, permite modular bien la frenada. La distancia de frenado que hemos obtenido desde 120 km/h hasta detener el coche ha sido de 53,1 metros, que es un dato normal.

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