El SEAT León Sportstourer es uno de los familiares más recomendables por lo bien que se desenvuelve en todo tipo de vías. Es un producto bien ejecutado, sin deficiencias claras y que tiene potencial para ser del agrado de muchos usuarios diferentes: resulta confortable y refinado en marcha, maniobra bien y, además, es más ágil que la media.
Es un poco más silencioso que el modelo anterior (prueba del SEAT León ST 2017) y quizás aísle un poco mejor a los ocupantes de los ruidos y vibraciones que provienen del exterior. En este apartado es superior a modelos como el Hyundai i30 CW y el Kia Ceed Tourer y quizá algo inferior al Toyota Corolla Touring Sports. Frente al Ford Focus Sportbreak, no hay grandes diferencias.
El chasis deja la impresión de ser muy eficaz porque absorbe particularmente bien todo tipo de irregularidades sin que la trayectoria se vea comprometida y permite circular rápido por carreteras de curvas con una sensación de seguridad elevada. En este caso sí es superior a las alternativas mencionadas antes, con la salvedad del Focus Sportbreak, que es particularmente destacable por lo bien amortiguado que está y la sensación de aplomo que transmite cuando circula rápido.
Las dos unidades que hemos probado tenían los niveles de equipamiento Xcellence (ya descatalogado) y FR y la suspensión de dureza variable opcional DCC. En las posiciones extremas (Confort y Sport), se aprecia una diferencia clara en cómo rueda el coche. El ajuste más blando permite que la carrocería flote ligeramente sobre el asfalto (nos ha parecido agradable al circular por autopista) y en el más duro, se siente mejor plantada, con un balanceo contenido que permite cambios de apoyo rápidos y ágiles.
Lo que más hemos echado de menos en este León Sportstourer es el tacto de conducción directo que tenía el anterior (información del SEAT León ST 2017), que no se consigue ni en el modo de conducción más deportivo. El nuevo probablemente sea un coche algo más eficaz, pero transmite menos y no es tan disfrutable al volante. El chasis se siente más desconectado del conductor, entre otras cosas porque los controles tienen un efecto menos incisivo sobre la trayectoria. La dirección tiene un tacto artificial que no deja sentir la adherencia de los neumáticos y el cambio de marchas no es rápido.
No hemos probado un León Sportstourer con el nivel de equipamiento FR y la suspensión de serie, que es más firme y deja la carrocería 10 mm más cerca del suelo. En nuestra prueba comparativa en vídeo con el Ford Focus Sportbreak 1.0 Ecoboost de 155 CV, que tenía el nivel de equipamiento deportivo ST Line, la diferencia en la calidad del tacto conducción nos pareció evidente a favor del Focus. La comparación más justa entre ambos se hubiera dado con un León FR y la suspensión de serie y no un Excellence, pero independientemente del nivel de equipamiento, creemos que este León no es tan satisfactorio como el anterior para quien busque un familiar con tacto deportivo.
No hemos conseguido completar la maniobra de esquiva en circuito a una velocidad elevada. El motivo principal es que las ayudas electrónicas apenas se sienten actuar y el coche pierde muy poca velocidad durante el ejercicio. No obstante, las reacciones son siempre buenas, sin sobresaltos que pongan en apuros al conductor. Este León tiene una buena capacidad para cambiar de trayectoria rápido.
1.5 TSI 110 kW (150 CV) Start/Stop (versión descatalogada)
El motor de gasolina 1.5 TSI de 150 CV nos parece plenamente recomendable. Da un empuje uniforme en un rango amplio de revoluciones, lo que implica que es sencillo aprovechar sus prestaciones, que son buenas. Hemos medido 6,2 segundos para acelerar entre 80 y 120 km/h, una buena cifra entre los coches similares que hemos probado. Un Ford Focus Sportbreak 1.0 Ecoboost de 155 CV (híbrido ligero), necesitó 6,6 segundos y un Kia Proceed 1.4 T-GDi de 140 CV, 6,9 segundos (tabla comparativa de prestaciones).
El consumo es entre normal y bajo. En nuestro recorrido habitual por autopista, a 120 km/h de velocidad media, gastó 6,5 l/100 km, medio menos que el Focus, aun con el agravio de no tener un sistema de hibridación ligera. El Kia Proceed 1.4 T-GDi de 140 CV gastó 6,9 l/100 km y de entre los coches similares que hemos probado, solo el Opel Astra 1.2 Turbo de 145 CV gastó menos que el León, 5,5 l/100 km, un resultado extraordinario.
Si se conduce con suavidad, por la ciudad es normal gastar unos 7,5 l/100 km y por el extrarradio, unos 6,0 l/100 km. Durante los días de prueba he conducido como suelo hacerlo normalmente, con cierta agilidad, y he visto consumos mixtos entre depósitos de entre 7,5 y 8,0 l/100 km.
2.0 TDI CR 110 kW (150 CV) DSG Start/Stop
Desde el punto de vista del agrado de uso, el motor Diesel de 150 CV nos parece incluso más recomendable que el de gasolina de idéntica potencia. Se siente mucho más «lleno» en todo el rango de revoluciones, responde más rápido al acelerador y su relación entre prestaciones y consumo es particularmente buena. También vibra un poco más y suena peor (se aprecia sobre todo desde fuera), pero al menos bajo nuestro punto de vista, las diferencias no son lo suficientemente grandes como para descartarlo.
Eso sí, hay que tener en cuenta que este motor únicamente se puede pedir con un cambio automático de siete relaciones (SEAT no ofrece una caja manual), una combinación que puede no ser del agrado de todo el mundo y que encarece el producto. A igualdad de nivel de equipamiento, el León Sportstourer 2.0 TDI de 150 CV cuesta unos 2800 euros más que el León 1.5 eTSI de 150 CV con cambio automático (y etiqueta ECO de la DGT), una diferencia que, de acuerdo con la calculadora «Diesel o gasolina» de km77, obligaría a recorrer casi 120 000 km para amortizarla.
Según nuestras mediciones, el León Sportstourer 2.0 TDI CR 150 CV necesita 6,0 segundos para acelerar entre 80 y 120 km/h, que es un dato muy bueno. Son dos décimas menos que la versión eTSI de gasolina de idéntica potencia y cuatro menos que el BMW 118d de 150 CV (que no tiene carrocería familiar); el Volkswagen Golf 2.0 TDI 150 CV DSG (mismo motor y caja de cambios, pero con carrocería de 5p) empleó el mismo tiempo y el Mercedes-Benz CLA 200 d Shooting Brake, dos décimas menos (un resultado excepcionalmente bueno). Tabla comparativa de prestaciones.
Pero donde más brilla el León con este motor Diesel es en el consumo de combustible, que es muy reducido en toda circunstancia. Durante la semana de pruebas, donde practicamos estilos de conducción muy dispares, hemos observado cifras de entre 4,0 l/100 (por vías de circunvalación al ritmo del resto del tráfico) y 7,5 l/100 km (tras medir las prestaciones del coche, que implica acelerar a fondo a menudo y conducir muy rápido).
En nuestro recorrido de consumo habitual por autopista, de 144 km y a 120 km/h de media real, únicamente necesitó 5,0 l/100 km, ya corregido el error del ordenador de viaje. Se trata de una cifra extraordinaria, solo mejorada por el Volkswagen Golf 2.0 TDI 150 CV DSG mencionado anteriormente (4,8 l/100 km) y por modelos ya descatalogados y menos potentes, como el Volkswagen Passat Bluemotion 1.6 TDI 120 CV (4,5 l/100 km), el Mazda3 SKYACTIV-D 105 CV (4,8 l/100 km) y el Opel Corsa 1.3 CDTI de 95 CV (4,9 l/100 km). Frente a la versión 1.5 eTSI 150 CV de gasolina, la diferencia en este recorrido es de 1,5 l/100 km (a favor del Diesel).
El depósito de gasoil de esta versión solo tiene 45 litros, pero como el consumo es tan reducido, la autonomía suele ser muy grande, de entre 800 y 1000 km. Eso sí, hay que tener en cuenta que este motor necesita AdBlue, un producto químico imprescindible para cumplir con la actual normativa de emisiones, que hay que repostar cada cierto tiempo (varía en función del tipo de conducción practicado). El depósito donde lo almacena es de 11 litros.