El SEAT Toledo 1.9 TDI 150 CV Signa tiene unas suspensiones que resultan algo blandas para este coche. El problema reside principalmente en que son demasiado suaves en extensión (bien adaptadas en compresión), algo que provoca pronunciados rebotes y un acusado movimiento de la carrocería cuando en medio de una curva hay desniveles sobre el pavimento. En realidad, la trayectoria del Toledo no se ve afectada, pero dichos movimientos de la carrocería pueden restar confianza al conductor. La versión Sport (con suspensión menos flexible y neumáticos más anchos) se adapta mejor a las características y prestaciones del motor TDI 150 CV al tener un mayor aplomo y estabilidad en curva.
El modelo Signa balancea de forma notable en las curvas pero mantiene bien la trayectoria. Es progresivo de reacciones y claramente subvirador a la entrada, mitad y salida de la curva, algo que le resta eficacia pero también aporta una mayor facilidad y progresividad de conducción. Si lo provocamos llega a deslizar muy ligeramente del eje trasero al entrar en curvas lentas, pero el control de estabilidad (ESP opcional) se encarga con eficacia de dar fin al inicio de sobreviraje. Donde el ESP del Toledo no se muestra tan eficaz es en subviraje, un defecto achacable más al funcionamiento del sistema que al coche. Sin ESP o con él desconectado (pulsando un botón situado en la consola central) las reacciones son progresivas y sólo ponemos en aprietos al bastidor si rodamos muy rápido por carreteras con curvas. El Toledo TDI 150 CV tiene de serie control de tracción. Sobre suelo seco, la motricidad es correcta y el sistema apenas tiene que actuar. En suelo mojado, ayuda mucho, dado el enérgico empuje del motor.
Las suspensiones filtran bien las irregularidades del terreno y el Toledo es confortable, aunque mejoraría con menos movimientos de la carrocería. La insonorización es suficiente para que el sonido del motor no resulte molesto y sólo a elevada velocidad se aprecian ruidos aerodinámicos producidos por la carrocería.
Por lo demás, el coche es muy agradable de conducir gracias a la precisión de la dirección, el manejo de la caja de cambios de seis marchas o el buen tacto de los frenos. En nuestras mediciones, el Toledo 1.9 TDI 150 CV ha frenado en unas distancias cortas, sin embargo, la resistencia al trato exigente es mínima y los frenos se sobrecalientan y pierden eficacia con mucha facilidad por falta de ventilación.