El Toyota el Land Cruiser no es la opción más adecuada para quien simplemente busque un coche alto para circular por carreteras nevadas o caminos sencillos. Cualquier SUV de precio parecido, incluso menor, es preferible porque tiene mejores reacciones en carretera y gasta menos. Es un coche recomendable para quien necesite un todoterreno porque tenga que acceder a lugares difíciles por caminos en verdadero mal estado. O para quien quiera un coche robusto para irse de excursión a Marruecos, por ejemplo.
Técnicamente —como ocurre con modelos como el Ford Bronco, el Jeep Wrangler o el Mercedes-Benz Clase G— cuenta casi todos los elementos que se pueden tener para afrontar obstáculos complicados: bloqueo central y trasero, desconexión de la estabilizadora delantera y reductora, amén de unas cuantas funciones electrónicas para hacer, en ocasiones, fácil lo difícil.
De los coches anteriores, el Land Cruiser es mejor para carretera que el Jeep y el Mercedes-Benz. El Bronco es en este aspecto mucho más parecido, por precisión y confort. No he dicho nada aún del Defender, un producto que también es competidor directo del modelo de Toyota. El Defender tiene una electrónica más refinada y puede ser un coche más lujoso que el Land Cruiser, tanto por materiales como por equipamiento y presencia, además de ofrecer una gama de motores mucho más amplia y con etiqueta ECO.
Este Land Cruiser es un coche perfectamente utilizable por ciudad para quien el tamaño no importe. El cambio automático de ocho relaciones y convertidor de par funciona con suavidad —lo que se agradece especialmente al salir de los semáforos y durante las maniobras de aparcamiento— y el volante se mueve con poco esfuerzo.
La visibilidad es buena en los 180 grados delanteros. Hacia atrás, el retrovisor de cámara se me ha hecho preferible (creo que por primera vez en un coche) al de espejo porque la luna, al ir tan lejos, provoca un efecto túnel en la visión que limita lo que se ve en esa dirección. Con la cámara perdemos el efecto de profundidad y cuesta acostumbrase a calcular a qué distancia están los coches que se acercan, principalmente en carretera. A cambio ofrece, además de un ángulo de visión superior, mayor claridad cuando hay poca o ninguna luz (imagen).
Es un coche grande, muy voluminoso. Cuando lo aparcas en línea en la calle parece que lo has dejado a un palmo de la acera porque desde el puesto de conducción ves el extremo delantero izquierdo del capó alejado del extremo izquierdo trasero del coche tras el que has aparcado. Esa anchura también hace que ciertas plazas de aparcamiento se queden estrechas.
También se puede viajar en el Land Cruiser. Es razonablemente cómodo de suspensión y, aunque se oyen ruidos aerodinámicos —de rodadura y del motor— no son muy molestos. Además es un coche que rueda con suavidad para tratarse de un «rudo» todoterreno.
Las carreteras de curvas hay que tomárselas con calma. El peso, la altura y los neumáticos son enemigos de las prisas. En las vías rápidas mantiene el ritmo sin problemas y coge las curvas sin generar desconfianza. Lo que menos me ha gustado son las luces largas, que son «poco largas» o de poca intensidad. Las luces cortas cumplen correctamente, al igual que la dirección, que no es imprecisa y ayuda a guiar correctamente el coche.
El Land Cruiser sólo se comercializa con motor Diesel. Es el cuatro cilindros y 2755 cm³ de «siempre», en su última iteración de potencia, la de 204 CV. Aunque con el paso de los años Toyota lo ha ido mejorando, dista del refinamiento de los motores Diesel que tienen SUV como el BMW X5. A la vez, esa falta de refinamiento le da cierto encanto (me estoy haciendo mayor, lo sé).
Con una relación entre peso y potencia de 12 kg/CV, las prestaciones no son fulgurantes, pero al pisar el acelerador, el Land Cruiser da la sensación de poderío, aunque luego el crono (en nuestro caso el dispositivo de medición de prestaciones) demuestre que poderío y rapidez no son lo mismo: hemos medido 4,6 segundos para pasar de 40 a 80 km/h y 8,6 para hacerlo de 80 a 120 km (el anterior lo hizo en 5,1 y 8,0 s). Tabla de prestaciones.
Este motor Diesel no está hibridado de ninguna forma (eso llegará en unos meses), ni siquiera cuenta con la función de parada y arranque automático al detener el coche en esta versión First Edition (Hemos preguntado a Toyota por qué no lo tiene y las otras dos versiones sí; por ahora no tenemos respuesta). Así que etiqueta C de la DGT y gracias. Lo que sí tiene, porque no podría homologarse en caso contrario, es filtro de partículas y catalizador con inyección de urea (Adblue).
El consumo es alto es términos absolutos y lo normal en un coche de este tamaño, forma y peso. Respecto el Land Cruiser anterior, el homologado es alrededor de un 10 % más alto, un incremento que no hemos replicado en la prueba por autovía. El 2024 ha gastado 9,7 l/100 km, frente a los 9,5 que obtuvimos con el modelo de 2021.
Curiosamente, en ciudad hemos medido un consumo medio inferior que en carretera, de 9,3 l/100 km. Ambos consumos pueden aumentar a poco que se sea alegre con el pie derecho o el tráfico sea más denso. De hecho, no es nada raro ver 11,0 l/100 km en el ordenador. En campo, en el recorrido que hago que consta de un par de subidas, una de ellas muy complicada, el consumo que se visualizaba en la pantalla era de 28,0 l/100 km.
En un coche con un consumo alto es importante tener un despósito de combustible con una capacidad adecuada. Aquí también hay cambios respecto al anterior Land Cruiser porque el nuevo tiene 80 litros en vez de 87. Los siete que se han perdido los ha ganado el depósito de AdBlue, que pasa de 12 a 17 litros (ficha técnica comparativa).
El filtro de partículas
Lo del filtro de partículas merece unas líneas. Este dispositivo está presente desde hace años en los motores Diesel. Su misión es retener las partículas (el hollín) procedentes de una combustión imperfecta y almacenarlas. Lo hace hasta que se satura. El coche lo sabe porque la centralita mide la diferencia de presión a la entrada y la salida. Cuando esto ocurre se inicia un proceso de regeneración: el motor aumenta la temperatura de los gases de escape para que en el propio filtro se quemen las partículas (se genera CO2 y ceniza) y el filtro se limpie.
Durante el uso continuado a alta velocidad (durante un viaje, por ejemplo) la temperatura de los gases suele ser suficiente para que el filtro de vaya limpiando por si solo (regeneración pasiva). Pero cuando se usa el coche en ciudad, además de producirse más partículas, los trayectos suelen ser cortos y el proceso de limpieza no puede realizarse. Por eso, en ocasiones, los coches tienen que iniciar un proceso de limpieza forzado (regeneración activa). Hay varios detalles que delatan que está sucediendo: un aumento del consumo (hace falta más calor, por tanto más combustible), un incremento del régimen de ralentí y el funcionamiento, no habitual, del electroventilador del radiador.
Esto ocurre en todos los coches Diesel. En el Land Cruiser, también. Lo peculiar es, por un lado, que un mensaje avisa de que está sucediendo. Yo no he conducido ningún otro modelo en el que me haya pasado. Y me ha llamado la atención que, yendo de viaje, el proceso se ha repetido cada 200 kilómetros aproximadamente. Cuando ha sucedido, en la pantalla se iluminaban 4 segmentos de los 9 que tiene el indicador y la limpieza se ha prolongado durante 35 kilómetros (unos 20 minutos).
Pero es que, además, en el salpicadero hay un botón para activar el sistema manualmente si el coche lo solicita. Esta función, nada habitual, está pensada para poder realizar la limpieza del filtro en entornos en los que le motor no puede trabajar a las temperaturas adecuadas para ello (por ejemplo, un agricultor que no usa el coche para viajar). Según en manual, tarda entre 15 y 40 minutos (hay que hacerlo con el coche detenido).
Por cierto, los filtros de partículas van acumulando cenizas que ya no se pueden limpiar por sí solas. Entonces quedan dos posibilidades: desmontar el filtro o reemplazarlo. El coste de un filtro de partículas es muy elevado (puede ser de un par de miles de euros).
Land Cruiser, zapatero a tus zapatos
Como he dicho al principio, un SUV es preferible en las situaciones anteriores (un RAV4 o un Highlander, sin irse fuera de Toyota). El Land Cruiser está diseñado como herramienta de trabajo o de ocio fuera del asfalto y va dotado de una pléyade de elementos y funciones para facilitar el avance ante obstáculos difíciles.
De hecho, durante la prueba, el límite lo han puesto los neumáticos (en otros casos sueles ser mi sentido común o las pocas ganas de quedarme atascado en medio de la nada). He probado el coche durante una semana de lluvias constantes, por tanto, la tierra estaba húmeda cuando no era directamente barro. He pasado con el Land Cruiser por todos los obstáculos habituales, pero alguno nos ha costado (a él y a mí).
Con un buen ángulo de entrada, una altura libre más que correcta y generosos recorridos de suspensión, las cosas son más fáciles. La tracción es permanente a las cuatro ruedas y, además, es posible bloquear el acoplamiento central y el diferencial trasero. Por supuesto, tiene reductora. También desconexión de la estabilizadora delantera para ganar recorrido y evitar que la rueda despegue del suelo en algunas ocasiones.
Para facilitar la conducción hay varios programas (nieve, arena, barro, tierra y rocas) además de uno automático. Al seleccionarlos, el Land Cruiser activa funciones específicas para el motor, la transmisión y la tracción. Más interesante me ha parecido la función de avance lento (Crawl control). Toyota la usa desde hace años y se encarga de gestionar automáticamente la progresión del coche sin que el conductor intervenga sobre los pedales. Puede parecer una comodidad absurda, pero he probado a pasar un obstáculo difícl sin él y con él. La finura con la que actúa (frenado con precisión la o las ruedas que hace falta) permiten pasar obstáculos de manera más elegante que «a mano».
Para ayudar en las maniobras, la pantalla puede mostrar una imagen del suelo que hay bajo el coche (lo generan las cuatro cámaras exteriores). Creo que la imagen que muestra Land Rover es más precisa que esta (a mí no me ha quedado claro el punto exacto del contacto de las ruedas con el suelo), pero sirve para tener una idea más o menos clara de dónde ponemos las ruedas y donde quedan los agujeros, rocas, etc.