La calidad de terminación del Golf es buena, mejor que la mayor parte de los modelos de otras marcas. En su interior se utilizan materiales de buen tacto y aspecto y el ajuste de casi todos los elementos es perfecto. Y digo de casi todos, porque, en nuestra unidad de pruebas, algunos "grillos" se escondían en la parte izquierda del salpicadero y en la zona de la puerta derecha, ruiditos que no he sido capaz de descubrir qué los producía. Por otro lado, la tapa del cenicero pasaba de tener un ajuste perfecto a tener un claqueteo digno de la mejor película de Fred Astaire. También se salían de su lugar los tiradores para abatir los asientos delanteros, tanto el derecho como el izquierdo.
Por lo demás, la presentación es excelente, similar a la del Golf GTI 1.8 T de gasolina. Como él, tiene unos asientos Recaro con una forma ergonómica que aporta una excelente sujeción lateral. La postura al volante es muy buena, gracias a la posibilidad de regular el volante en altura y profundidad y el asiento en altura y apoyo lumbar. Sin embargo, el ajuste longitudinal del asiento es mejorable, puesto que el espacio entre los distintos puntos de fijación son un poco grandes y es probable que en uno nos quedemos cerca y en el siguiente un poco lejos. El volante y la palanca del freno de mano están forrados de cuero y tienen un excelente tacto, mientras que el pomo del cambio está realizado en madera de mirto negra.
Todos los mandos se encuentran a mano salvo los del climatizador, que están un poco bajos. Hay quien agradecería que el pedal del acelerador y el freno estuvieran más juntos, para realizar más fácilmente la maniobra de punta-tacón. La instrumentación es normal, de fácil lectura y atractiva presentación nocturna con los relojes iluminados en azul. No tiene muchos relojes, pero sí un check control (intervalos de servicio, puertas y maletero abiertos, nivel bajo de los fluidos, etc) y un ordenador de viaje con doble lectura de datos que, curiosamente, nos informa de todo lo habitual menos de la autonomía.
De los que hemos medido, es el modelo de su categoría con tres puertas que ofrece la mayor anchura en las plazas traseras. No ocurre lo mismo en el espacio para las piernas, que detrás es algo justo para personas de talla alta. Por otro lado, los asientos traseros Recaro son también envolventes y su diseño limita el confort del posible pasajero central, que además no cuenta ni con reposacabezas, ni cinturón de seguridad de tres puntos y se tropieza con un prominente abultamiento en el suelo que limita su espacio para los pies y las piernas.
El maletero (330 litros) es de los que menos volumen tiene dentro de su categoría (408 l tiene el Xsara Coupé, 370 l el Astra 3p o 350 l el Focus 3p), pero es de los más aprovechables gracias a su forma perfectamente rectangular. Bajo el piso cabe una rueda de repuesto de buen tamaño (aunque tiene llanta de chapa) y, en los laterales, encontramos unos prácticos huecos con tapa donde guardar los triángulos de emergencia, el lector de CD´s (opcional), el botiquín y alguna pequeña lata. El asiento trasero se abate por partes (60/40) y en la banqueta encontramos unos orificios específicos para colocar los reposacabezas cuando abatimos los asientos.