Volkswagen Golf 5p (2020) | Impresiones del interior

Lo más llamativo del nuevo Golf y la mayor diferencia con respecto al anterior es su salpicadero (imagen del salpicadero del Golf 8 e imagen del Golf 7). Tiene un diseño más limpio, menos cargado de botones mecánicos tradicionales, bien porque estos han sido reemplazados por superficies sensibles al tacto, bien porque su función ahora se realiza a través de la pantalla central. Es una nueva organización que requiere un periodo de adaptación ligeramente superior, pero no tanto como para llegar a ser problemática.

La sensación de calidad que transmite el interior por materiales y construcción continúa siendo elevada. Hay alternativas que también dan esa misma impresión, como el Mazda3, y otras que están un punto por encima, como el BMW Serie 1. Los plásticos de la parte superior, tanto del salpicadero como de los paneles de las puertas delanteras, son de tacto blando, mientras que en las zonas bajas y en las puertas traseras los plásticos son duros. El plástico negro que rodea la instrumentación y la pantalla central es un «imán» de polvo y un problema de cara a mantener el interior con un aspecto limpio. Los ajustes entre las diferentes piezas son buenos.

Foto de - volkswagen golf 2020

La instrumentación es siempre una pantalla de 10,25 pulgadas, si bien existen dos variantes de esta, una básica y otra más avanzada. La más avanzada se diferencia por tener un procesador informático más potente, más posibilidades de configuración y la capacidad de mostrar el mapa del navegador a pantalla completa (imagen). Pulsando el botón «View» del volante se cambia entre los cuatro modos de visualización disponibles. La visualización base muestra una disposición clásica, con dos indicadores de aguja redondos (cuentarrevoluciones y velocímetro) y un área central para los datos del ordenador de viaje. Las otras visualizaciones dan protagonismo al sistema de navegación, a las ayudas a la conducción y hay una última en la que se muestra la mínima información posible.

La resolución de los gráficos es buena y la velocidad de transición entre las distintas visualizaciones también. El conductor tiene cierta libertad para elegir qué información ver y en qué parte de la pantalla; la cantidad de datos que puede llegar a visualizar de una sola vez es muy abundante. En opción, y por primera vez en un Golf, existe la posibilidad de pedir un sistema de proyección de información en el parabrisas, que es a color (imagen).

En el Golf 7 la pantalla de la instrumentación era más grande, de 12,3 pulgadas. Este mayor tamaño se nota porque los gráficos y las grafías también son mayores y se ven mejor (imagen). Quizás su aspecto no es tan moderno como la del Golf 8, pero la cantidad de información que puede llegar a mostrar es similar. Por lo tanto, a este respecto, creemos que el Golf 8 no ha dado un paso adelante.

Los sistemas multimedia disponibles pertenecen a la familia MIB3, la más avanzada actualmente de Volkswagen, y son compatibles con Android Auto y Apple CarPlay (la conexión con CarPlay se puede realizar sin necesidad de cable). El sistema básico tiene una pantalla táctil de 8,25 pulgadas con una resolución de 1082 por 480 píxeles y un mando giratorio en cada lado. El sistema más avanzado, denominado Discover Pro, tiene una pantalla táctil de 10,0 pulgadas con una resolución de 1280 por 720 píxeles y una superficie táctil en su base para regular funciones como el volumen del audio, el zoom en los mapas, la temperatura del climatizador y la activación de la calefacción de los asientos (imagen). Volkswagen da el nombre de «Innovision Cockpit» a la combinación de la pantalla de la instrumentación con la pantalla multimedia de 10,0 pulgadas.

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El manejo de Discover Pro es sencillo en términos generales. La pantalla se ve bien en cualquier condición de iluminación, las grafías son claras y bien legibles y la navegación por los menús es intuitiva. El menú principal se puede configurar a gusto del conductor para tener acceso directo a las funciones que más le importe y uso dé. Pero no todo es bueno. En ocasiones, sobre todo en los primeros minutos tras arrancar el coche, el sistema tarda en responder a las pulsaciones y no hace los cambios entre los menús con suavidad, sino a saltos. Esto es algo que no nos pasó con el Cupra León, que tiene la misma pantalla y distintos menús.

A veces, esa lentitud de respuesta del sistema es irritante, en especial cuando se desea hacer algún cambio en el climatizador. Casi todos los ajustes del climatizador se deben hacer a través de la pantalla (excepto el cambio de la temperatura), algo que no nos parece acertado desde el punto de vista de la seguridad. Tampoco desde el punto de vista práctico, pues no creemos que sea idóneo que, si estás siguiendo las instrucciones del navegador en la pantalla central y quieres bajar la velocidad del ventilador, sea necesario toquetear varias veces la pantalla y perder durante unos segundos la visión del mapa.

Las superficies táctiles que hay debajo de la pantalla para cambiar la temperatura y el volumen del audio funcionan bien, se alcanzan con facilidad y no hemos echado en falta una ruleta. Si se toca el área de la temperatura con dos dedos a la vez, se activa la calefacción de los asientos. Estas superficies no están iluminadas y de noche se vuelven inútiles porque no se ve dónde hay que colocar el dedo.

El programa de reconocimiento de órdenes vocales es una novedad. Se activa con la frase «Hola Volkswagen», sin tener que pulsar un botón (aunque hay uno en el volante destinado a tal efecto). Reconoce instrucciones orales como «Hola Volkswagen, tengo frío» (para subir un grado la temperatura del climatizador) y «Hola Volkswagen, busca un restaurante italiano». También se puede meter una dirección en el navegador de esa manera, pero siempre diciendo primero la población y luego la calle, de lo contrario no la reconoce. Es decir, hay que hablar al coche de la siguiente manera: «Hola Volkswagen —pausa para que el sistema diga «¿en qué le puedo ayudar?»—, llévame a Las Rozas de Madrid, calle Real 1». Si en primera posición se menciona la calle o si en vez de decir «Las Rozas de Madrid» se dice solo «Las Rozas», no responde de forma satisfactoria.

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Tampoco reconoce órdenes como «Hola Volkswagen, llévame al Ikea de Alcorcón», ni fórmulas similares. También es necesario hacer esa pausa después de decir «Hola Volkswagen», no se puede decir la frase de corrido. En definitiva, es un sistema inferior y menos avanzado que el MBUX del Mercedes-Benz Clase A, cuyo reconocimiento de voz es mucho más flexible y ágil y con el que se puede interactuar con un habla más natural. El del BMW Serie 1, sin ser tan bueno como el del Clase A, sí es mejor que el del Golf. El del Renault Mégane también es superior al del Golf.  

La tarjeta SIM virtual (eSIM) es de serie y permite al vehículo estar permanentemente conectado a internet. Mediante esta conexión se accede de manera gratuita y por tiempo ilimitado a los servicios We Connect mediante la correspondiente aplicación para teléfono móvil. We Connect permite hacer cosas como consultar en la pantalla del smartphone y desde cualquier lugar, el estado del vehículo (por ejemplo, cuánto carburante queda), programar una cita para el taller o saber dónde se encuentra estacionado el coche.

En opción está el servicio We Connect Plus, que permite realizar más funciones, pero que exige pagar una cuota anual de suscripción (por ejemplo, se puede acceder a Apple Music). La conexión a internet también sirve para que el propietario pueda actualizar algunos sistemas del vehículo, como el programador de velocidad activo, algunas funciones de los faros matrix LED y la cartografía del navegador. Además, a lo largo de las próximas semanas, Volkswagen dará la posibilidad de integrar Amazon Alexa en el sistema multimedia y así poder controlar desde el vehículo dispositivos domésticos que sean compatibles con esta tecnología. No hemos podido probar estos servicios porque para ello hay que registrarse como usuario principal del vehículo, un proceso que requiere estar en posesión de las dos llaves del coche.

Los asientos son cómodos, un poco más que los del anterior Golf, y recogen bien el cuerpo en las curvas. El del conductor puede tener ajustes eléctricos, dos memorias y función de masaje (es un masaje muy simple, que consiste en el hinchado y deshinchado cíclico del apoyo lumbar; dura 10 minutos). Encontrar una postura confortable al volante es muy sencillo (este último es regulable en altura y profundidad y también puede tener calefacción).

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Hay una buena cantidad de huecos de tamaño generoso para depositar objetos. El que está justo delante de la palanca del cambio sirve para cargar inalámbricamente un teléfono móvil (en caso de pedir la opción). Por encima de este hay dos tomas USB de tipo C (imagen). Ha desaparecido el cajetín que tenía el Golf 7 a la izquierda del volante (imagen) y el portagafas del techo (imagen; no está en ninguna de las unidades del Golf 8 que hemos visto, unas con techo solar y otras sin él). La guantera es grande y está iluminada, pero no tapizada, como en el Golf 7, y la apertura de la tapa no está amortiguada. El reposabrazos central es ajustable en altura y en extensión y con un hueco debajo.

El uso de superficies y mandos táctiles también está presente en el techo y llega a funciones como la de apertura y cierre del techo solar, que se hace con un movimiento de deslizamiento del dedo. El volante de las versiones R-Line también tiene superficies táctiles en lugar de botones tradicionales.

Las versiones con cambio automático tienen un selector de marchas en la consola de pequeño tamaño (imagen), al estilo del Porsche 911. Nos ha gustado porque tiene buen tacto, parece de calidad, y a la hora de hacer maniobras se maneja con mayor rapidez que una palanca tradicional al tener que desplazarla menos. El único inconveniente que le vemos es a quien le guste cambiar de marchas con toques en la palanca, algo que ya no es posible y ha de hacerse obligatoriamente con las levas que hay tras el volante. La palanca del cambio manual tiene un aspecto normal (imagen).

La amplitud del habitáculo es correcta. En la fila posterior, la cota más sobresaliente es la de altura hasta el techo, que es superior a la de la mayoría de sus alternativas y permite que personas de 1,85 metros puedan viajar sin problema de tocar con la cabeza. El espacio para las piernas es normal. Con el asiento del conductor a 100 centímetros del pedal del freno, hay 67 cm de espacio longitudinal entre respaldos. Son tres menos de lo que medimos en un BMW Serie 1 y en un Golf 7 (esto último resulta llamativo dado que el nuevo modelo es un poco más largo y tiene una batalla un poco más grande). El Golf 8 también se ve superado en esta medición, aunque muy ligeramente, por el Audi A3 Sportback y el Mercedes-Benz Clase A, ambos con 68 cm.

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La anchura entre puertas es prácticamente la misma en el Golf, el Serie 1 y el Clase A (el A3 Sportback es un poco más estrecho que el resto) y, en ninguno de los casos, da para que tres adultos de corpulencia normal puedan sentarse sin molestarse entre ellos (tabla comparativa de mediciones del interior).

El ángulo de apertura de la puertas traseras es normal y el hueco disponible para entrar y salir del habitáculo o para introducir y extraer una silla de bebé es correcto (imagen). En esta fila de asientos hay dos anclajes ISOFIX a los que se accede con facilidad tras retirar una tapa de plástico (imagen). Los pasajeros traseros disponen de dos salidas de aire en la consola y, en caso de pedir la opción, de dos tomas USB de tipo C y de unos botones para ajustar la temperatura del climatizador (no así la potencia del ventilador) y para encender la calefacción de los asientos laterales (regulable en tres niveles). Además de los típicos revisteros que hay en la cara posterior de los asientos delanteros, existen dos pequeñas bolsas en la parte superior (imagen) pensadas para dejar un teléfono móvil y otros objetos de pequeño tamaño que en el revistero acabarían acumulándose en el fondo. Es una solución muy práctica.

El volumen del maletero es de 380 litros, exactamente el mismo del Golf 7, del A3 Sportback y del Serie 1. El del Clase A es un poco más pequeño (360 o 370 litros según la versión). La división del respaldo posterior es 60/40 (imagen), si bien en la plaza central hay una trampilla para poder cargar objetos largos y no inutilizar las plazas laterales (imagen). El piso se puede colocar a dos alturas. En la posición superior queda enrasado con los asientos cuando estos se abaten (imagen) y, en la inferior, se ganan 10 cm a lo alto (imagen e imagen). Incluso en la posición baja queda por debajo un hueco de unos 10 cm de profundidad donde está guardada la rueda de respuesta (de tamaño de emergencia) o las herramientas para la reparación de pinchazos.

Volkswagen Golf 5p (2020) | Impresiones de conducción

El tacto de conducción del Volkswagen Golf 8 es similar al del modelo anterior. Las sutiles diferencias que hay entre ellos no siempre son evidentes, sobre todo en conducción normal. El nuevo modelo absorbe los baches con algo más de suavidad y su carrocería se balancea un poco menos en las curvas, donde se siente un pelín más ágil. El aislamiento acústico del habitáculo es correcto y el tacto de la dirección y del pedal freno es idéntico al del Golf anterior y, por tanto, el adecuado para manejar el vehículo con precisión.

Como ha sucedido con las últimas generaciones del Golf, este modelo de Volkswagen es agradable de llevar en cualquier circunstancia, cómodo, de reacciones seguras y con el rodar propio de un producto de buena calidad. Son cualidades comunes en mayor o menor grado con muchas de sus alternativas, por lo que, ciñéndonos solo a la experiencia de conducción, no recomendamos el Golf por encima de coches como el Ford Focus, el Mazda3 o el Peugeot 308; y viceversa. Todo depende de a qué se dé mayor importancia.

La versión Diesel que hemos probado tenía el nivel de equipamiento R-Line, que incluye una suspensión que Volkswagen llama «tren de rodaje deportivo». Con ella, las reacciones del Golf me han parecido notablemente distintas. La entrada en las curvas, especialmente las rápidas, las hace con mayor decisión y el eje trasero acompaña con un pequeño redondeo en los apoyos fuertes.

Foto de - volkswagen golf 2020

El Golf es un poco más cómodo de suspensión que el Focus y el 308 y da mayor impresión de calidad al pasar sobre baches y desperfectos (aunque el Focus tiene un habitáculo ligeramente mejor aislado del ruido), pero se siente menos ágil y ligero en curva que estos. Ambos tienen un tacto deportivo más acentuado, aunque en el caso del Peugeot hay que acostumbrarse a su dirección, quizá demasiado rápida y por ello algo artificial, y también a su pequeño volante. El Mazda3 también es una de las mejores opciones para quienes quieran un toque de conducción más dinámico y que valoren aspectos como la precisión con la que se desplaza la palanca del cambio, pero el Golf le supera en confort general de marcha y en aspectos prácticos como la visibilidad.

La unidad de Golf con la que hemos hecho la maniobra de esquiva (1.5 eTSI de 150 CV) tiene una amortiguación que permite elegir entre dos grados de firmeza: Comfort y Sport. En conducción normal la diferencia entre ellos es mínima —tanto por suavidad de amortiguación como por balanceo de la carrocería— y en las pruebas que hemos hecho en circuito, también. Superamos la esquiva sin tirar conos a una velocidad máxima de 69 km/h, un valor bajo. Creemos que los neumáticos —Bridgestone Turanza T005— son responsables en gran medida de este pobre resultado. El vehículo reaccionó bien en todo momento, sin hacer movimientos extraños, solo que a la salida del segundo tramo de conos las ruedas delanteras no agarraban lo suficiente como para llevar el coche hacia donde se indicaba con el volante.

En la prueba de frenada de 120 a 0 km/h hemos tenido resultados bien distintos según la versión. El eTSI de 150 CV recorrió 55,1 metros. Es el peor dato que hemos medido de entre los coches de su segmento con neumáticos Bridgestone Turanza T005. No obstante, los mejores con estos mismos neumáticos tampoco obtuvieron unos resultados buenos (el Mazda3 necesitó 53,0 metros y el BMW Serie 1, 53,2 m). Un Focus con Michelin Pilot Sport 4 se detuvo en 48,3 metros. En cambio, la versión 1.0 eTSI de 110 CV frenó en 51,6 m con unos GoodYear Eagle F1, un buen dato.

Versiones eTSI 110 y eTSI 150 CV

Estas dos versiones cuentan con la novedad más importante que el Golf ha experimentado en lo tocante a los motores: la incorporación del sistema de hibridación ligera (de ahí la denominación eTSI). El motor eléctrico se nota nada más arrancar, pues pone en marcha el de gasolina de forma instantánea y casi imperceptible. Una vez que el coche ha echado a rodar, la ayuda del motor eléctrico se nota porque este permite que, en muchas ocasiones, el motor de gasolina se apague cuando no se le necesita, es decir, cuando no se pisa el acelerador. Este vuelve a arrancar con rapidez si se solicita aceleración.

La versión 1.5 eTSI de 150 CV acelera con rapidez. La unidad que hemos probado ha tardado 6,5 segundos en pasar de 80 a 120 km/h, un dato no tan bueno como los 5,9 segundos que necesitó un Škoda Scala 1.5 TSI 150 CV (que no tiene sistema de hibridación y es 125 kg más ligero; ficha comparativa), pero dentro de lo normal comparado con otras alternativas como el BMW 118i de 140 CV (6,8 s) y el Mercedes-Benz Clase A 200 7G-DCT de 163 CV (6,4 s).

Con esta versión es sencillo conseguir consumos bajos. Ha gastado una media de 7,3 l/100 km —durante un total de 1100 km, en los que ha habido ciudad, autopista y carreteras de montaña, así como las sesiones de fotos, de mediciones de prestaciones y de circuito, donde se está constantemente acelerando y frenando—. Nos parece fácil conseguir valores bien por debajo de esa cifra sin necesidad de prestar especial atención a la eficiencia.

En el recorrido que utilizamos para comparar consumos —un trayecto de 144 km por autovía en la que hay constantes cambios de nivel y que completamos a una velocidad media real de 120 km/h—, ha gastado 5,8 l/100 km. Es un dato muy bueno, el mismo que logramos con el citado Škoda Scala de 150 CV, una décima inferior al del Mercedes-Benz A 200 7G-DCT y mejor que el del BMW 118i (6,5 l/l00 km).

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Además de ser una versión con una relación entre prestaciones y consumo muy buena, es muy agradable de conducir por la suavidad con la que funciona el conjunto motor y cambio. Este último no es tan veloz reduciendo marchas como subiéndolas y, en ocasiones, puede dar un pequeño tirón (por ejemplo, en maniobras a poca velocidad en las que cambiamos rápidamente de D a R y viceversa), pero nada de ello empaña su buen funcionamiento general. El cambio manual se maneja con poco esfuerzo, pero como es normal, en conducción urbana el automático hace la conducción más cómoda.

El motor de 110 CV comparte las cualidades con el de 150 CV: un funcionamiento normal por suavidad y silencio, un consumo de combustible moderado y unas prestaciones suficientes salvo para quien requiera o valore una capacidad de aceleración grande, aunque en este aspecto mejora a sus alternativas: hemos medido 7,7 s para pasar de 80 a 120 km/h, el mismo tiempo empleó un Peugeot 308 1.2 Puretech de 131 CV, dos décimas menos que un Škoda Scala de 116 CV, siete menos que un Kia Ceed 1.0 T-GDi de 120 CV y 2,2 s menos que un Toyota Corolla 125H. De los coches similares que hemos probado, tan solo el Mazda3 con el motor SKYACTIV-G 2.0 de 122 CV ha sido más rápido (7,2 s). También ha gastado menos que todos ellos en nuestro recorrido por autovía (5,7 l/100 km), salvo el Škoda y, otra vez, el Mazda3 aunque en esta ocasión la diferencia es despreciable

Con el motor de gasolina de 131 CV también es un coche de respuesta ágil, que se mueve con soltura en casi todas las circunstancias (no tenemos mediciones propias de prestaciones). Probablemente este motor sea más que suficiente para muchos; no creemos que la aceleración extra que da el de 150 CV sea necesaria para un uso normal o normalmente rápido. A falta de tener el dato del precio de un Golf 1.5 eTSI de 131 CV con cambio DSG y sistema de 48 voltios, pensamos que tiene más sentido adquirir este antes que un 1.5 TSI 150 CV con cambio manual (y sin sistema de 48 V), especialmente si se va a utilizar frecuentemente en la ciudad, donde la comodidad que proporciona el cambio automático y la potencia que añade el motor eléctrico se dejan notar.

Versión 2.0 TDI 150 CV

Recomiendo sin duda alguna esta versión para quien haga muchos kilómetros y dé gran importancia a un consumo de combustible reducido. De hecho, es uno de los cinco coches que menos ha gastado en nuestro recorrido comparativo de los más de mil de los que tenemos el histórico de su registro. Concretamente, 4,8 l/100 km (ya corregido el error del ordenador)

Esta versión del Golf TDI 150 CV tenía cambio DSG (según los datos homologados por Volkswagen gasta un poco más, una décima, que con cambio manual) y paquete R-Line (que tiene neumáticos más anchos y por tanto mayor resistencia a la rodadura). Por lo cual, la versión TDI 150 Life aún podría conseguir un consumo inferior.

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Ese trayecto no ha sido la única situación en la que el consumo ha sido muy bajo. Esta cualidad se ha mantenido durante toda la prueba excepto al hacer trayectos urbanos muy cortos, de esos que el motor ni empieza a la temperatura óptima ni la consigue alcanzar. Pero en cuanto las distancias son mayores y el Golf circula a velocidad más o menos constante, es fácil bajar de los cinco litros cada cien kilómetros. Como ejemplo, puntual pero no por ello irrepetible, hice un recorrido de 40 por vías de circunvalación de Madrid a la velocidad del resto de tráfico, que era fluido, con un consumo de 3,7 l/100 km.

Sus prestaciones también son mejores que la media. Acelera de 80 a 120 km/h en 6,0 segundos. Eso es un tiempo inferior al que medimos a un BMW 118d de la misma potencia (6,4 s) aunque queda lejos del extraordinario resultado logrado por un Mercedes-Benz A 200d (5,5 s). También ha mejorado, en medio segundo, al Golf TDI 150 de 2012. Este motor Diesel es más ruidoso que los de gasolina, pero se oye muy poco y no es nada molesto. 

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