Lo más llamativo del nuevo Golf y la mayor diferencia con respecto al anterior es su salpicadero (imagen del salpicadero del Golf 8 e imagen del Golf 7). Tiene un diseño más limpio, menos cargado de botones mecánicos tradicionales, bien porque estos han sido reemplazados por superficies sensibles al tacto, bien porque su función ahora se realiza a través de la pantalla central. Es una nueva organización que requiere un periodo de adaptación ligeramente superior, pero no tanto como para llegar a ser problemática.
La sensación de calidad que transmite el interior por materiales y construcción continúa siendo elevada. Hay alternativas que también dan esa misma impresión, como el Mazda3, y otras que están un punto por encima, como el BMW Serie 1. Los plásticos de la parte superior, tanto del salpicadero como de los paneles de las puertas delanteras, son de tacto blando, mientras que en las zonas bajas y en las puertas traseras los plásticos son duros. El plástico negro que rodea la instrumentación y la pantalla central es un «imán» de polvo y un problema de cara a mantener el interior con un aspecto limpio. Los ajustes entre las diferentes piezas son buenos.
La instrumentación es siempre una pantalla de 10,25 pulgadas, si bien existen dos variantes de esta, una básica y otra más avanzada. La más avanzada se diferencia por tener un procesador informático más potente, más posibilidades de configuración y la capacidad de mostrar el mapa del navegador a pantalla completa (imagen). Pulsando el botón «View» del volante se cambia entre los cuatro modos de visualización disponibles. La visualización base muestra una disposición clásica, con dos indicadores de aguja redondos (cuentarrevoluciones y velocímetro) y un área central para los datos del ordenador de viaje. Las otras visualizaciones dan protagonismo al sistema de navegación, a las ayudas a la conducción y hay una última en la que se muestra la mínima información posible.
La resolución de los gráficos es buena y la velocidad de transición entre las distintas visualizaciones también. El conductor tiene cierta libertad para elegir qué información ver y en qué parte de la pantalla; la cantidad de datos que puede llegar a visualizar de una sola vez es muy abundante. En opción, y por primera vez en un Golf, existe la posibilidad de pedir un sistema de proyección de información en el parabrisas, que es a color (imagen).
En el Golf 7 la pantalla de la instrumentación era más grande, de 12,3 pulgadas. Este mayor tamaño se nota porque los gráficos y las grafías también son mayores y se ven mejor (imagen). Quizás su aspecto no es tan moderno como la del Golf 8, pero la cantidad de información que puede llegar a mostrar es similar. Por lo tanto, a este respecto, creemos que el Golf 8 no ha dado un paso adelante.
Los sistemas multimedia disponibles pertenecen a la familia MIB3, la más avanzada actualmente de Volkswagen, y son compatibles con Android Auto y Apple CarPlay (la conexión con CarPlay se puede realizar sin necesidad de cable). El sistema básico tiene una pantalla táctil de 8,25 pulgadas con una resolución de 1082 por 480 píxeles y un mando giratorio en cada lado. El sistema más avanzado, denominado Discover Pro, tiene una pantalla táctil de 10,0 pulgadas con una resolución de 1280 por 720 píxeles y una superficie táctil en su base para regular funciones como el volumen del audio, el zoom en los mapas, la temperatura del climatizador y la activación de la calefacción de los asientos (imagen). Volkswagen da el nombre de «Innovision Cockpit» a la combinación de la pantalla de la instrumentación con la pantalla multimedia de 10,0 pulgadas.
El manejo de Discover Pro es sencillo en términos generales. La pantalla se ve bien en cualquier condición de iluminación, las grafías son claras y bien legibles y la navegación por los menús es intuitiva. El menú principal se puede configurar a gusto del conductor para tener acceso directo a las funciones que más le importe y uso dé. Pero no todo es bueno. En ocasiones, sobre todo en los primeros minutos tras arrancar el coche, el sistema tarda en responder a las pulsaciones y no hace los cambios entre los menús con suavidad, sino a saltos. Esto es algo que no nos pasó con el Cupra León, que tiene la misma pantalla y distintos menús.
A veces, esa lentitud de respuesta del sistema es irritante, en especial cuando se desea hacer algún cambio en el climatizador. Casi todos los ajustes del climatizador se deben hacer a través de la pantalla (excepto el cambio de la temperatura), algo que no nos parece acertado desde el punto de vista de la seguridad. Tampoco desde el punto de vista práctico, pues no creemos que sea idóneo que, si estás siguiendo las instrucciones del navegador en la pantalla central y quieres bajar la velocidad del ventilador, sea necesario toquetear varias veces la pantalla y perder durante unos segundos la visión del mapa.
Las superficies táctiles que hay debajo de la pantalla para cambiar la temperatura y el volumen del audio funcionan bien, se alcanzan con facilidad y no hemos echado en falta una ruleta. Si se toca el área de la temperatura con dos dedos a la vez, se activa la calefacción de los asientos. Estas superficies no están iluminadas y de noche se vuelven inútiles porque no se ve dónde hay que colocar el dedo.
El programa de reconocimiento de órdenes vocales es una novedad. Se activa con la frase «Hola Volkswagen», sin tener que pulsar un botón (aunque hay uno en el volante destinado a tal efecto). Reconoce instrucciones orales como «Hola Volkswagen, tengo frío» (para subir un grado la temperatura del climatizador) y «Hola Volkswagen, busca un restaurante italiano». También se puede meter una dirección en el navegador de esa manera, pero siempre diciendo primero la población y luego la calle, de lo contrario no la reconoce. Es decir, hay que hablar al coche de la siguiente manera: «Hola Volkswagen —pausa para que el sistema diga «¿en qué le puedo ayudar?»—, llévame a Las Rozas de Madrid, calle Real 1». Si en primera posición se menciona la calle o si en vez de decir «Las Rozas de Madrid» se dice solo «Las Rozas», no responde de forma satisfactoria.
Tampoco reconoce órdenes como «Hola Volkswagen, llévame al Ikea de Alcorcón», ni fórmulas similares. También es necesario hacer esa pausa después de decir «Hola Volkswagen», no se puede decir la frase de corrido. En definitiva, es un sistema inferior y menos avanzado que el MBUX del Mercedes-Benz Clase A, cuyo reconocimiento de voz es mucho más flexible y ágil y con el que se puede interactuar con un habla más natural. El del BMW Serie 1, sin ser tan bueno como el del Clase A, sí es mejor que el del Golf. El del Renault Mégane también es superior al del Golf.
La tarjeta SIM virtual (eSIM) es de serie y permite al vehículo estar permanentemente conectado a internet. Mediante esta conexión se accede de manera gratuita y por tiempo ilimitado a los servicios We Connect mediante la correspondiente aplicación para teléfono móvil. We Connect permite hacer cosas como consultar en la pantalla del smartphone y desde cualquier lugar, el estado del vehículo (por ejemplo, cuánto carburante queda), programar una cita para el taller o saber dónde se encuentra estacionado el coche.
En opción está el servicio We Connect Plus, que permite realizar más funciones, pero que exige pagar una cuota anual de suscripción (por ejemplo, se puede acceder a Apple Music). La conexión a internet también sirve para que el propietario pueda actualizar algunos sistemas del vehículo, como el programador de velocidad activo, algunas funciones de los faros matrix LED y la cartografía del navegador. Además, a lo largo de las próximas semanas, Volkswagen dará la posibilidad de integrar Amazon Alexa en el sistema multimedia y así poder controlar desde el vehículo dispositivos domésticos que sean compatibles con esta tecnología. No hemos podido probar estos servicios porque para ello hay que registrarse como usuario principal del vehículo, un proceso que requiere estar en posesión de las dos llaves del coche.
Los asientos son cómodos, un poco más que los del anterior Golf, y recogen bien el cuerpo en las curvas. El del conductor puede tener ajustes eléctricos, dos memorias y función de masaje (es un masaje muy simple, que consiste en el hinchado y deshinchado cíclico del apoyo lumbar; dura 10 minutos). Encontrar una postura confortable al volante es muy sencillo (este último es regulable en altura y profundidad y también puede tener calefacción).
Hay una buena cantidad de huecos de tamaño generoso para depositar objetos. El que está justo delante de la palanca del cambio sirve para cargar inalámbricamente un teléfono móvil (en caso de pedir la opción). Por encima de este hay dos tomas USB de tipo C (imagen). Ha desaparecido el cajetín que tenía el Golf 7 a la izquierda del volante (imagen) y el portagafas del techo (imagen; no está en ninguna de las unidades del Golf 8 que hemos visto, unas con techo solar y otras sin él). La guantera es grande y está iluminada, pero no tapizada, como en el Golf 7, y la apertura de la tapa no está amortiguada. El reposabrazos central es ajustable en altura y en extensión y con un hueco debajo.
El uso de superficies y mandos táctiles también está presente en el techo y llega a funciones como la de apertura y cierre del techo solar, que se hace con un movimiento de deslizamiento del dedo. El volante de las versiones R-Line también tiene superficies táctiles en lugar de botones tradicionales.
Las versiones con cambio automático tienen un selector de marchas en la consola de pequeño tamaño (imagen), al estilo del Porsche 911. Nos ha gustado porque tiene buen tacto, parece de calidad, y a la hora de hacer maniobras se maneja con mayor rapidez que una palanca tradicional al tener que desplazarla menos. El único inconveniente que le vemos es a quien le guste cambiar de marchas con toques en la palanca, algo que ya no es posible y ha de hacerse obligatoriamente con las levas que hay tras el volante. La palanca del cambio manual tiene un aspecto normal (imagen).
La amplitud del habitáculo es correcta. En la fila posterior, la cota más sobresaliente es la de altura hasta el techo, que es superior a la de la mayoría de sus alternativas y permite que personas de 1,85 metros puedan viajar sin problema de tocar con la cabeza. El espacio para las piernas es normal. Con el asiento del conductor a 100 centímetros del pedal del freno, hay 67 cm de espacio longitudinal entre respaldos. Son tres menos de lo que medimos en un BMW Serie 1 y en un Golf 7 (esto último resulta llamativo dado que el nuevo modelo es un poco más largo y tiene una batalla un poco más grande). El Golf 8 también se ve superado en esta medición, aunque muy ligeramente, por el Audi A3 Sportback y el Mercedes-Benz Clase A, ambos con 68 cm.
La anchura entre puertas es prácticamente la misma en el Golf, el Serie 1 y el Clase A (el A3 Sportback es un poco más estrecho que el resto) y, en ninguno de los casos, da para que tres adultos de corpulencia normal puedan sentarse sin molestarse entre ellos (tabla comparativa de mediciones del interior).
El ángulo de apertura de la puertas traseras es normal y el hueco disponible para entrar y salir del habitáculo o para introducir y extraer una silla de bebé es correcto (imagen). En esta fila de asientos hay dos anclajes ISOFIX a los que se accede con facilidad tras retirar una tapa de plástico (imagen). Los pasajeros traseros disponen de dos salidas de aire en la consola y, en caso de pedir la opción, de dos tomas USB de tipo C y de unos botones para ajustar la temperatura del climatizador (no así la potencia del ventilador) y para encender la calefacción de los asientos laterales (regulable en tres niveles). Además de los típicos revisteros que hay en la cara posterior de los asientos delanteros, existen dos pequeñas bolsas en la parte superior (imagen) pensadas para dejar un teléfono móvil y otros objetos de pequeño tamaño que en el revistero acabarían acumulándose en el fondo. Es una solución muy práctica.
El volumen del maletero es de 380 litros, exactamente el mismo del Golf 7, del A3 Sportback y del Serie 1. El del Clase A es un poco más pequeño (360 o 370 litros según la versión). La división del respaldo posterior es 60/40 (imagen), si bien en la plaza central hay una trampilla para poder cargar objetos largos y no inutilizar las plazas laterales (imagen). El piso se puede colocar a dos alturas. En la posición superior queda enrasado con los asientos cuando estos se abaten (imagen) y, en la inferior, se ganan 10 cm a lo alto (imagen e imagen). Incluso en la posición baja queda por debajo un hueco de unos 10 cm de profundidad donde está guardada la rueda de respuesta (de tamaño de emergencia) o las herramientas para la reparación de pinchazos.