La posición al volante que se puede obtener me parece excelente. No es tan erguida como en otros monovolúmenes semejantes. Se va con las piernas un poco más estiradas, lo que resulta confortable. El volante tiene un ajuste longitudinal y vertical amplio, y no está muy tendido, lo que favorece su manejo. El pedal del acelerador está articulado en el suelo.
Incluso desde la versión más básica, los asientos sujetan bien el cuerpo en las curvas y el apoyo que dan es cómodo. En las versiones «Highline», los asientos de las plazas delanteras dan más apoyo lateral.
Sólo lo he conducido en carreteras rápidas, pero en todo momento me ha dado buenas sensaciones. Tiene un buen tacto de dirección, transmite seguridad y no da mucha impresión de balanceo (en parte por la posición del asiento).
La versión Diesel de 101 CV es un poco más ruidosa, vibra algo más y no sube de vueltas con la rapidez del 2.0 TDI de 136 CV. En cualquier caso, por sonoridad ninguno de los dos motores está a la altura de los mejores.
La fuerza que tienen desde el régimen de ralentí es más que suficiente para comenzar la marcha con fluidez, sin necesidad de hacer resbalar demasiado el embrague. A partir de unas 1.700 rpm, se aprecia más aceleración en el de 136 CV. El 1,9 TDI (101), vibra más y sube más lento de vueltas, sobre todo a partir de un régimen alto. El 2,0 funciona más redondo en esas condiciones.
En cualquier caso la versión de 101 CV me ha parecido que tiene una potencia más que sobrada para mover al Touran con agilidad. Da más de sí de lo que podría parecer a tenor de la potencia anunciada por Volkswagen, y no me pareció mucho más lento que el de 136 CV.
A falta de conocer el precio entre las dos versiones Diesel, quizá no compense el más potente salvo que las prestaciones sean una prioridad.