El Volvo C30 tiene cuatro plazas. Las dos delanteras son amplias y hay espacio suficiente para conductores de talla superior a la media. Para personas de más de 1,90 m y les guste conducir con el respaldo casi vertical, lo mejor es no optar por el techo solar, porque resta unos centímetros de altura al techo. Por espacio para las piernas y anchura no tendrán problemas.
Los asientos delanteros son cómodos y sujetan convenientemente el cuerpo, aunque a algunos miembros de la redacción nos han parecido algo menos acogedores que los de otros modelos de Volvo. Los apoyacabezas son de los que no se pueden regular ni en altura ni en inclinación; a pesar de ello, a todos los que nos hemos subido en él nos quedaban muy bien ajustados.
El diámetro del volante es grande para lo que es normal en un cupé. Gustos aparte, que sea así tiene la ventaja de que permite ver toda la información del cuadro de instrumentos independientemente de la altura del conductor o la regulación del volante.
El tacto del cuero con el que está tapizado es agradable. Opcionalmente puede llevar parte del segmento superior del aro recubierto en aluminio; como no es de un material plástico que lo imite, puede estar muy frío.
Que tenga dos plazas traseras en lugar de tres es una limitación, pero no muy grande si tenemos en cuenta que no hay ningún coche de este tamaño en el que puedan ir cómodamente tres personas.
Para llevar a dos personas en las plazas traseras, es mejor un coche con dos buenos asientos traseros que uno con espacio para tres. Además, como las plazas traseras del C30 están más alejadas de los extremos laterales que en los coches de tres plazas traseras, resultan más seguras en caso de choque.
Si los ocupantes de las plazas delanteras no llevan los asientos muy retrasados, detrás hay espacio suficiente para pasajeros de hasta 1,90 m, tanto por espacio para las piernas como por altura hasta el techo.
Para acceder a las dos plazas traseras del C30 hay un sistema mecánico que abate el respaldo y un mando eléctrico que sirve para hacer avanzar la banqueta de los asientos delanteros. Habría sido más fácil un sistema como el del Audi A3, por ejemplo, que es mecánico y permite avanzar los asientos delanteros con un solo movimiento y más rápidamente.
El dispositivo eléctrico que mueve los asientos delanteros tarda 7 s en hacer todo el recorrido (3 s más de lo necesario en un Peugeot 407 Coupé y 2 s menos que en un BMW Serie 3 Coupé). Una vez que se ha accedido a las plazas traseras hay que hacer las maniobras inversas, es decir: volver a colocar el respaldo en su sitio y hacer retroceder el asiento con el pulsador. El asiento sólo deshace el camino hasta el punto en el que estaba colocado anteriormente.
Los elementos con los que el conductor se puede distraer están bien diseñados para limitar ese riesgo. El navegador, por ejemplo, se puede manejar sin soltar las manos del volante (tiene un pequeño mando y dos botones detrás del brazo derecho del volante). Para consultar su pantalla hay que apartar poco la vista de la carretera (está en la parte superior del salpicadero y cerca de la luna). En todo caso, lo mejor es seleccionar la ruta antes de arrancar.
Los mandos secundarios que hay en la consola, que manejan todas las funciones de la radio y la climatización, son muy pequeños y al principio puede parecer que están demasiado juntos. No obstante, con un poco de prácticanos ha resultado fácil adaptarnos a ellos porque están bien ordenados. El estilo del salpicadero y de la consola del C30 es semejante al del Volvo S40.
El maletero no es grande (251 l). Lo peor es el sistema que lleva para ocultar el equipaje. Volvo da una especie de cortinilla (con un aspecto impropio de la calidad del coche), formada por una parte que cubre el maletero en horizontal y dos faldones que caen por delante y detrás. Si no se cubre con esta cortinilla, el contenido del maletero se puede ver a través del portón (que es completamente de cristal) o por el hueco que queda entre los dos asientos traseros.
Para sujetar correctamente la cortinilla por debajo hay que sujetarla con dos ganchos de plástico a unas argollas del maletero. Por lo tanto, si queremos llevar siempre oculto el maletero, cada vez que necesitemos meter o sacar algo de su interior hay que estar quitando y poniendo esos ganchos. Además, como la parte horizontal de la cubierta no se desplaza al abrir el portón, hay que agacharse para buscar en el interior del maletero.
Bajo el piso del maletero está la rueda de repuesto, que es de emergencia. También hay algunos huecos para guardar los triángulos de emergencia y otros objetos.