La estabilidad del S60 no es claramente mejor ni peor que la de otras berlinas de esta clase. En carreteras lentas es fácil de conducir; deja entrar frenando en la curva sin que su eje trasero reaccione, y admite más que otros desacelerar o girar más dentro de la curva, sin que eso provoque un movimiento brusco.
En carretera rápida también es fácil de llevar, una vez se le ha cogido el tacto a la dirección, porque responde vivamente al volante al principio. Tiene poco más de tres vueltas entre topes y no gira mucho (los Volvo de antes, con tracción trasera, eran mucho más maniobrables), pero no da la impresión de tener la misma desmultiplicación al iniciar el giro que después. En cualquier caso, es de esos coches en los que no hace falta apuntar con cuidado para ir por el sitio. Eso sí, tampoco es de los que mantienen perfectamente la trayectoria si en apoyos fuertes encuentra alguna irregularidad en el suelo. Hay que contar con que, en esos casos, el S60 se puede mover de lado.
No tiene control de estabilidad de serie; el DSTC es opcional y mucho más caro de lo normal (200.000 pesetas), aunque incluye el ordenador de viaje, que no es de serie.
La carrocería está bien sujeta en el sentido de que no rebota cuando hay ondulaciones ni se balancea mucho. Es un coche cómodo en general pero, como ocurre con la estabilidad, no es de lo mejor que hay. Cuando las cosas están difíciles, por ejemplo en curva y al pisar una junta, la suspensión transmite el golpe a la carrocería más claramente que en coches más cómodos.
Si consideramos conjuntamente confort de suspensión, ruido y otros factores que afectan a la comodidad (ventilación, por ejemplo), el S60 tiene una buena nota, aunque no la mejor. Un Alfa Romeo 156 o un Nissan Primera me parecen más estables, un Peugeot 406 o un Ford Mondeo más cómodos y un Mercedes Clase C más estable y más cómodo.
Frena mucho, mantiene bien la trayectoria al hacerlo y aguanta un trato duro sin sobrecalentamiento. Lo único malo de los frenos es el tacto del pedal, que da mucha deceleración al principio; resulta difícil hacer una frenada suave en ciudad.