El XC90 ofrece una buena impresión en su interior y el ajuste de todos los elementos parece bien resuelto. En el salpicadero y revestimientos laterales se emplean plásticos mullidos y materiales de buena calidad aparente. Sin embargo, hay pequeños detalles que no lo situan al nivel de otros todo terreno como el BMW X5 o el Volkswagen Touareg, por ejemplo, las guanteras laterales de las puertas están hechas en plástico duro y tienen rebordes que podrían estar mejor rematados. Algo parecido ocurre con los parasoles, cuyos cantos tienen rebordes asperos. Los mandos son de plástico duro y no se emplea plástico pintado para revestir prácticamente ningún elemento.
Su puesto de conducción me ha parecido muy cómodo, aunque los asientos no ofrecen mucha sujeción lateral (con la opción de tapicería de cuero aún menos). La posibilidad de regular el volante en altura y distancia hace todavía más fácil encontrar una postura agradable. Las unidades que he probado tenían el asiento con reglaje eléctrico y tres memorias (opción de 790 €) y se puede regular cómodamente la altura e inclinación de la banqueta. También tiene un reglaje manual del apoyo lumbar, pero la rosca está situada entre el lateral del asiento y el reposabrazos central, dificultando su manejo.
En la parte trasera hay espacio suficiente para sentar a tres pasajeros, aunque la anchura disponible es más bien escasa. El espacio para las piernas está en la línea del ofrecido en otros todo terreno similares y parece amplio, aunque tampoco destaca dadas las dimensiones exteriores del XC90. La plaza central trasera no es tan cómoda como las laterales por dos motivos: el voluminoso túnel central de transmisión resta espacio para los pies y el mullido del respaldo en la parte central nos deja algo alejados del reposacabezas (regulable en altura).
El respaldo del asiento trasero está dividido en tres partes que se pueden abatir de forma independiente. Con todos abatidos queda un espacio de carga con suelo plano que permite cargar objetos de casi 2 m de longitud (Volvo declara 1,89 m). También es abatible el respaldo del asiento del pasajero delantero, ampliando las posibilidades de viajar con objetos de 2,5 m de longitud y transportar puntualmente elementos de hasta casi 3 m. El maletero es grande (613 litros) y ofrece un volumen superior al de modelos como el BMW X5 (465 l.), Lexus RX300 (489 l.), Range Rover (535 l.) o VW Touareg (555 l). Destaca, sobre todo, por su longitud (116 cm), aunque también es destacable su anchura (114/139 cm). Con el cubre maletero enrrollable colocado no es demasiado alto (41 cm), aunque sin él, la altura máxima hasta el techo varía entre 81 y 87 cm. El plano de carga del maletero está alto, a 82 cm sobre el suelo.
En las versiones con siete plazas (opción de 1.500 €) se ha añadido una tercera fila con dos asientos suplementarios que se pueden plegar en el maletero. La operación es bien sencilla, no requiere ningún esfuerzo y se realiza en pocos segundos. El espacio disponible ofrece la posibilidad de acomodar bien a niños o de llevar adultos con una talla no superior a 1,70 m que irán algo justos en espacio para las piernas y altura al techo.
Además de los dos asientos adicionales, las versiones de siete plazas tienen algunos cambios en la segunda fila de asientos que los hacen todavía más funcionales. Dicha segunda fila se puede regular longitudinalmente (en las versiones de cinco plazas está fija) y ofrece más opciones de configurar el interior según las necesidades puntuales. La segunda fila está dividida en tres asientos que se pueden desplazar independientemente tirando de una palanca situada bajo la banqueta. Los asientos laterales se pueden mover hasta 10 cm, mientras que el central puede llevarse todavía más adelante, siendo indicado para llevar niños pequeños al quedar más al alcance de las plazas delanteras. En las versiones de siete plazas, el asiento central de la segunda fila lleva de serie una silla de niños integrada en la banqueta (imagen), elemento opcional en los XC90 de cinco plazas (222 €).
Un buen detalle de diseño es que, cuando abatimos los asientos laterales de la segunda fila para dar acceso a la tercera fila, al volver a colocarlos hacia atrás se quedan automáticamente desplazados cuatro centímetros hacia delante sobre su posición normal, dejando así un mayor espacio para los pies y las piernas (el espacio entre la segunda y la tercera fila se queda en 61 cm).