El puesto de conducción le gustará más a los que prefieren ir altos con relación a otros coches. No es lo bastante alto para ver por encima del coche precedente (salvo si el precedente es muy bajito).
El asiento es malo; eso se nota en carretera principalmente, pero también ciudad. Tiene tres inconvenientes: uno, que sujeta muy poco el cuerpo por la forma y el relleno que tiene. Algunos compañeros han dicho que el balanceo del C1 es excesivo y no es así; lo que ocurre es que puede parecerlo porque el cuerpo está relativamente alto y queda muy suelto. Dos, que la tapicería es más calurosa de lo normal; Citroën tiene tapicerías muy buenas en este sentido, pero en el C1 se las ha ahorrado. Tres, el asiento es que el reposacabezas es fijo y, en condiciones normales, queda más lejos de la cabeza de lo que sería ideal.
Otro defecto menor del puesto de conducción es que, en ciertas condiciones, el salpicadero se refleja en el parabrisas y resta algo de visibilidad (lo que se ve coge la textura granulada del salpicadero).
El C1 con este motor puede acelerar mucho; el motor es bueno y el coche, ligero. Es más rápido que coches de potencia semejante, pero para que así ocurra hay que llevar su el motor hasta el límite. Es curioso que éste sea el motor de un utilitario, porque reacciona como el de un deportivo; cambia de sonido a partir de un poco más de 5.000 rpm y mantiene mucha fuerza desde ahí hasta 6.500 rpm.
La capacidad de recuperación es comparativamente peor, pero eso se debe a que tiene unos desarrollos de transmisión muy largos. Para mantener un ritmo normal por carretera hay que utilizar el cambio con frecuencia, no porque al motor le falte fuerza, sino porque el cambio la multiplica menos que en otros coches de este tipo.
En este recorrido por carretera (más información), a una media de real de 125 km/h, ha gastado 7,1 l/100 km. No es mucho, si tenemos en cuenta que, para hacer esa media por la carretera por donde está hecho, en muchas ocasiones había que acelerar a fondo. El consumo en recorridos que alternan carretera y ciudad a partes iguales, a ritmo normal, es también próximo a 7 l/100 km. El consumo máximo que hemos obtenido ha sido 7,6 l/100 km.
Con lo que gasta, el depósito de 35 l basta para tener una autonomía normal. El indicador de nivel de combustible es poco visible; no tiene luz de reserva, sino una indicación intermitente que obliga a estar atento. Nuestra unidad de pruebas tenía un error en el cuentakilómetros por defecto, marcaba un dos por ciento de menos.
La estabilidad me parece adecuada si tenemos en cuenta que es un coche de ciudad, pero un Citroën C2 va mejor y es más cómodo. La suspensión del este C1 es dura, lo que resta comodidad igualmente en carretera y en ciudad.
Posiblemente a causa de la falta de aislante, el sonido del motor que se puede oír desde dentro del coche es alto. Esto se precia bien cuando se sostiene una velocidad de 120 km/h, o bien cuando se acelera fuertemente (algo que es más frecuente en este coche que en otros de mayor potencia).