La habitabilidad es buena en terminos generales. Delante, la relación entre longitud y altura permite que personas más altas que la media se acomoden fácilmente. Sin embargo, según nuestro sistema de mediciones, el hombro queda en el montante y da un resultado de anchura escaso, 129 cm, es decir, lo mismo que un Mini o un KIA Picanto, y sólo un par de centímetros más que un Fiat Panda o Suzuki Swift; las personas que lleven el asiento más adelantado tendrán más anchura. Sólo notará esta estrechez las personas que lleven el asiento muy retrasado.
Los pasajeros de los asientos posteriores tienen una anchura especialmente grande: 140 cm entre hombros. Ningún turismo de las dimensiones exteriores del Logan consigue mejorarla, para encontrar uno con medición similar hay que irse hasta coches con mayor longitud, como el Mazda 6, el Citroen C5 o el Volvo S60. La altura (93 cm) también es buena, algo mayor que un Focus 4p o un Córdoba y la misma que el Fabia Sedán. Tiene 67 cm para el espacio de las piernas, es decir, más que un Focus, Cordoba o Fabia, y lo mismo que un 407, aunque éste último no destaca en ese aspecto.
Visto el espacio, tres personas de complexión normal que ronden 1,80 m de altura podrían viajar en el asiento posterior sin agobiarse y con la suficiente comodidad, siempre que los trayectos no sean demasiado largos.
Los asientos son de mullido duro y cómodos, el agarre lateral es suficiente. El asiento del conductor de la versión «Laureate» tiene ajuste de altura y lumbar. La tapicería es de una tela muy fina, que no parece que vaya a aguantar bien el paso del tiempo; además, en la parte baja de los asientos delanteros, está mal rematada, es posible introducir la mano y tocar la espuma y estructura metálica del asiento. Por otra parte, el tapizado del techo no está unido con firmeza al parabrisas.
Los plásticos interiores son de calidad media, el tacto de algunos es muy satisfactorio, como el de la parte superior del salpicadero. Al contrario, en la parte inferior del salpicadero existen bordes muy cortantes y con ajuste claramente mejorable. Los plásticos de la versión base tienen peor tacto que el del resto de versiones.
Dicho esto, no se le puede exigir mucho más en los materiales, ajustes y acabados a un coche de este precio, por lo que lo considero muy bien resuelto en la mayoría de los casos.
El cuadro de instrumentos, que es el del actual Clio, es muy sencillo, lleva cuentavueltas (sin línea roja), velocímetro y una pantalla digital, que integra temperatura del agua, volumen de combustible, cuentakilómetros y, en las versiones que lo llevan, el ordenador de abordo.
Como es un coche que va a circular por países de condiciones climáticas muy variadas, Renault ha empleado el mismo sistema de climatización del Renault Clio que se vende en Méjico, que fue diseñado para trabajar bajo temperaturas extremas. En la práctica, se consigue un rápido enfriamiento del habitáculo, incluso en la posición mínima de funcionamiento.
No hay muchos huecos para dejar cosas: bolsas en las puertas, dos posavasos (uno de ellos ocupado por el cenicero portátil) y una pequeña guantera. La versión «Laureate» añade bolsas en los respaldos de los asientos.
En las versiones con espejos con regulación eléctrica, el mando de control va colocado justo debajo del freno de mano, lo que complica manejarlo si el freno de mano está quitado.
El maletero tiene 510 litros, casi tanto como un Focus 4p o Megane Sedán, y es mayor que el de un Córdoba o Fabia Sedán. El maletero tiene 100 cm de profundad, 101 cm de anchura entre pasos de rueda y 54 cm de altura, frente a estas buenas proporciones la boca de carga puede ser escasa para introducir objetos voluminosos.
Su capacidad no se puede ampliar, ya que los asientos traseros no son abatibles, van atornillados a una traviesa metálica transversal. Las partes superiores de su interior no están tapizadas, tampoco tiene argollas de sujeción; sí lleva rueda de repuesto del mismo tamaño que el resto. El principal inconveniente del maletero es que la única forma de abrirlo es con la llave de contacto.