El habitáculo del DFSK F5 transmite una buena impresión de calidad visual y táctil. A este respecto no se percibe inferior a otros modelos de fabricantes con muchos más años en el mercado europeo, como puedan ser un Mitsubishi Outlander, un Opel Grandland X o un Renault Kadjar. Hay materiales de tacto gomoso en las zonas superiores, duros en las inferiores, plástico negro brillante alrededor del selector del cambio y molduras decorativas con textura de fibra de carbono a lo ancho del salpicadero y en las puertas. Todos ellos parecen estar bien encajados entre sí pues no se aprecian ruidos de roce ni crujidos durante la conducción.
Llaman la atención varias cosas. La primera es ver la palabra «Fengon» en los asientos (imagen), el salpicadero (imagen), el volante (imagen) y hasta en la propia llave del coche (que recuerda por su forma a la que utiliza Porsche). ¿Pero no estamos en un DFSK? Así es. La explicación es que este vehículo se vende en otros países bajo la denominación Fengon (como modelo F5 o iX5, según la región) y para España se trae tal cual, sin sustituir la palabra Fengon por DFSK. Otra cosa llamativa son las alfombrillas, gruesas y con un tacto aterciopelado muy agradable, tanto las delanteras como la trasera (atrás solo hay una que cubre todo el ancho del vehículo). Recuerdan a las que utilizan marcas de gran lujo como Bentley y Rolls-Royce.
También resulta llamativa la cantidad de partes que recuerdan a otras marcas, como el reposabrazos central (a Mercedes-Benz; imagen) o los botones que hay a la derecha del cambio (a BMW; imagen). Hay más, como iré señalando a lo largo del texto.
Los asientos son cómodos y sujetan correctamente el cuerpo. El del conductor cuenta con los habituales ajustes en desplazamiento longitudinal, altura de la banqueta e inclinación del respaldo, así como con regulación del apoyo lumbar (todo realizado mediante motores eléctricos, aunque no es posible memorizar la posición). Es fácil encontrar una postura de conducción confortable. El asiento del acompañante no tiene regulación de altura ni del apoyo lumbar. Ambos tienen unas resistencias eléctricas para calentarlos, regulables en tres niveles de intensidad.
El tapizado es de un cuero sintético denominado Nappa Eco, de tacto suave y no especialmente frío en invierno. No sabemos si este material será muy caluroso en verano. Ese mismo cuero Nappa Eco cubre una parte importante de los paneles de las cuatro puertas, incluidas las zonas donde se apoya el brazo (imagen). Además, estas zonas están acolchadas, por lo que resulta agradable utilizar dichos apoyabrazos.
El volante no es completamente redondo ya que la zona inferior está achatada, pero se maneja bien en maniobras de aparcamiento y en curvas. El diseño de la zona central y de los brazos que salen a cada lado recuerda al que utiliza Porsche en algunos de sus modelos, como en el Cayenne 2018 (volante del DFSK F5 y del Porsche Cayenne 2018). Este volante es regulable en altura y profundidad.
En el DFSK F5 se va sentado como se espera ir en un SUV, es decir, alto. Todos los mandos de control quedan a la vista y cerca de la mano. Es sencillo hacerse con su colocación y saber qué hace cada uno. La visibilidad hacia el frente es correcta, no así hacia los tres cuartos traseros, que es mala, debido al pequeño tamaño de la luneta y al grosor del último pilar del techo (hay una pequeña ventanilla, pero no se ve nada por ella). La cámara de visión trasera —que es de serie y tiene una resolución normal— ayuda parcialmente a salvar este problema cuando hay que maniobrar.
La instrumentación es de aspecto tradicional, con dos indicadores de aguja de gran tamaño (cuentarrevoluciones a la izquierda y velocímetro a la derecha) y una pantalla multifunción en el centro para ver datos del ordenador de viaje, avisos de averías y la configuración de algunos sistemas (imagen). Su legibilidad es muy buena, si bien algunas de las personas que han probado el coche se han quejado de que tiene muchos reflejos. He echado en falta un segundo ordenador de viaje y un indicador de consumo de GLP (solo se puede saber el de gasolina). En otros países, no en España, hay disponible una instrumentación que es todo pantalla.
La zona central del salpicadero y la que queda enfrente del pasajero, tienen un diseño que recuerda al que Audi emplea en algunos de sus modelos recientes (salpicadero del DFSK F5 y salpicadero del Audi A8 2018). Consiste en colocar una pantalla superior para el control del sistema multimedia, una inferior para el climatizador y, entre los asientos, el selector del cambio y algunos botones adicionales como el del freno de estacionamiento eléctrico. Se parece a un Audi, pero no es lo mismo, ni mucho menos.
La pantalla del sistema multimedia mide 10,25 pulgadas (unos 26 centímetros) entre esquinas opuestas. Es táctil, responde con fluidez a las pulsaciones y tiene una resolución gráfica aceptable. Hasta aquí lo bueno.
Vamos con lo malo: no tiene Android Auto ni CarPlay (tiene MirrorLink, pero no he conseguido emparejar mi smartphone), la traducción de algunos menús no está bien hecha y en nuestra unidad el sistema de navegación se bloqueaba y dejaba la pantalla en negro. Hay más. La radio no sintoniza emisoras por encima de los 93,0 MHz (tampoco tiene RDS, es decir, no te muestra la estación de radio que has seleccionado), cuando se pone la marcha atrás el audio se desconecta y se deja de escuchar lo que esté reproduciendo en ese momento (otros coches bajan un poco el volumen para oír mejor los pitidos de los sensores de aparcamiento) y realizar algunas acciones comunes, como cambiar el volumen, resulta un engorro (para el pasajero, no así para el conductor, que tiene unos botones en el volante). En definitiva, es un sistema multimedia con una apariencia buena, pero con multitud de carencias que hacen que su uso resulte frustrante.
Delante del retrovisor central hay una cámara que graba continuamente lo que está sucediendo en frente del vehículo. La resolución no es extraordinaria, pero es más que suficiente para que las imágenes capturadas puedan ser utilidad en el caso de que haya que determinar quién ha tenido la culpa en un accidente.
La parte del climatizador es curiosa. Consiste en una superficie de plástico negro brillante que, desde lejos (y en las fotos) puede dar la sensación de ser toda una pantalla, como en Audi. La realidad es que la pantalla como tal es una franja muy fina, de la altura justa para mostrar la cifra de la temperatura seleccionada (imagen) y con caracteres de un solo color que cuesta ver cuando el día es soleado. El resto es simplemente plástico negro, con zonas sensibles al tacto donde están colocados los iconos. El manejo es sencillo porque todas las funciones están bien indicadas y la respuesta al tacto es buena. En cambio, el rendimiento del climatizador es malo, porque no mantiene constante la temperatura que se le indica y porque 21 ºC no son siempre 21 ºC, en ocasiones es calor y, en otras, tirando a frío. De tal manera que es frecuente estar subiendo o bajando la temperatura para sentirse cómodo y los números no son más que una referencia para saber si estamos subiendo o bajando de grados. Esto también nos sucedió con el DFSK 580.
Uno de los puntos fuertes del habitáculo del DFSK F5 es su amplitud. Delante, como es habitual en coches de esta tamaño, no hay problemas de espacio y, detrás, es sorprendente el hueco disponible para las piernas y la altura libre hasta el techo. Para las piernas hemos medido 80 centímetros, que son cinco más de los que hay en un Škoda Kodiaq y trece más que en un Citroën C5 Aircross. En cuanto a la altura, hemos medido 97 cm entre la banqueta y el punto del techo donde toca la cabeza, un dato extraordinario para tratarse de un «SUV cupé» con techo solar y que, de nuevo, mejora los valores que medimos en el Kodiaq y el C5 Aircross (93 cm ambos).
La anchura entre puertas es normal, 137 cm. El Kodiaq y el C5 Aircross son más anchos (143 y 141 cm respectivamente), si bien en el DFSK tres adultos de corpulencia normal pueden viajar sin mucho agobio. Eso sí, la plaza central es incómoda por la dureza del respaldo, no así de la banqueta, que está bien mullida.
El volumen del maletero es de 379 litros, un valor muy bajo comparado con el de sus alternativas. A la vista no parece tan pequeño y es fácil de aprovechar porque las formas de las paredes son regulares (imagen). Comparado con el de un Renault Kadjar (472 l), tiene misma profundidad mínima (96 cm), cuatro centímetros menos de anchura (106 cm) y dos menos de altura (43 cm). Con respecto al de un Kodiaq (520 l), es mucho menos profundo y ancho, aunque es tres centímetros más alto (tabla comparativa de mediciones interiores).
El espacio de carga se puede ampliar abatiendo el respaldo de la segunda fila de asientos, que está dividido en dos partes (60/40, imagen). Bajo el piso del maletero puede haber una rueda de repuesto, o bien, si se pide la opción de GLP, el depósito del gas (imagen). El portón tiene apertura eléctrica y su movimiento se puede controlar desde el interior con un botón a la izquierda del volante (imagen). No tiene función de accionamiento mediante un gesto de patada por debajo del parachoques.