Hay dos factores que hacen al Panda un coche muy maniobrable en ciudad: la suavidad de su dirección y su diámetro de giro.
La dirección es eléctrica y con asistencia variable. Tiene de serie un botón («City») para seleccionar una asistencia extra, que deja la dirección extremadamente suave hasta 70 km/h. A algún compañero le parece demasiado suave, a mí me parece excelente para circular por ciudad y para aparcar. El volante tiene 3,1 vueltas entre topes.
La visibilidad de día es muy buena. El tercer cristal lateral resulta útil, por ejemplo, para incorporarse a una vía con un ángulo de unos 45° o para aparcar entre columnas. El puesto de conducción está algo más alto de lo normal en un turismo, pero no tanto como para que se pueda ver claramente por encima del techo de los coches precedentes.
El diámetro de giro entre bordillos del Panda es 9,1 m. De los coches que miden entre 3,4 y 3,6 m, sólo hay uno con un diámetro de giro menor: el Daewoo Matiz (9,0). Como los voladizos del Panda son cortos, el diámetro de giro entre paredes (coches, columnas o cualquier cosa más alta que un bordillo) también es muy reducido.
La respuesta del motor en ciudad es muy buena. Es de esos coches en los que, por el tacto que tiene el acelerador y siempre que se esté atento con el cambio, resulta fácil escapar de atascos o aprovechar huecos.
Es también un coche cómodo en ciudad, porque la suspensión no sacude mucho a los pasajeros (según en que ciudad, hay obras permanentemente) y porque no hace mucho ruido en aceleración.
En recorridos por carretera con tráfico muy denso (característico en la entrada y salida a algunas ciudades) y por ciudad, el Panda ha tenido un consumo real de 7,8 l/100 km (una vez descontado el error del cuentakilómetros, un dos por ciento). Es esos recorridos, el ordenador marcaba 7,0 l/100 km.
Un depósito de 35 l me parece demasiado pequeño para algunos usos. La autonomía no es un problema si se utiliza principalmente por ciudad porque, aunque el consumo sea relativamente más alto, no resulta fácil hacer muchos kilómetros si no se sale del casco urbano.
En cambio, si se usa en desplazamientos diarios de unos 60 km por carretera o el entorno de la ciudad, y el consumo medio es unos 7,5 l/100, habrá que repostar casi una vez por semana. Con ese consumo, la autonomía sería realmente superior a 450 km, pero hay que considerar como disponibles menos de los 35 l, porque no conviene agotar el depósito.