El Honda Civic es un coche más estable de lo habitual en carreteras lentas y más bien duro de suspensión, para quien busque un coche cómodo.
Está disponible con niveles de equipamiento «Comfort», «Sport» y «Executive». Las tres versiones tienen la misma suspensión y se diferencian por los neumáticos. El «Comfort» tiene unos 205/55 R16 y el «Sport» y «Executive» unos 225/45 R17. La suspensión no es blanda en ningún caso, pero probablemente con los neumáticos que lleva la versión «Confort» (que tiene un flanco de mayor altura), el coche sea algo más cómodo que con los neumáticos anchos.
En km77.com hemos probado la versión el Honda Civic con equipamiento «Sport». La marca y modelo de los neumáticos de nuestra unidad de pruebas era Michelin Pilot Sport. Al menos con estos neumáticos, el coche es muy bueno en carreteras lentas. Tiene un agarre lateral muy alto y es ágil en los cambios de apoyo porque responde con rapidez a las indicaciones del volante y porque la carrocería balancea y cabecea poco.
Al mismo tiempo, resulta fácil de conducir porque no tiene reacciones bruscas en apoyos muy exigentes. En condiciones extremas se puede llegar a descolocar en el momento inicial de la curva, pero una vez apoyado difícilmente se nota el deslizamiento de las ruedas traseras. El control de estabilidad «VSA» interviene muy poco en una conducción rápida por carreteras lentas.
Por su capacidad para ir rápido en zonas lentas y por el tacto de dirección que tiene, está próximo a los mejores, que tampoco son particularmente cómodos (como un SEAT León en las versiones que tienen suspensión opcional deportiva, un Mazda 3 con motor de gasolina o un BMW Serie 1). Otro factor que interviene en que el Civic sea agradable de conducir en carreteras lentas es que tiene una dirección rápida (sólo 2,3 vueltas de tope a tope).
Lo que el Civic 1.8 no tiene es una estabilidad lineal particularmente buena porque, cuando está apoyado, las irregularidades de la carretera afectan a su trayectoria un poco más de lo habitual en otros coches modernos. Como además no es muy cómodo, hay mejores alternativas para viajar mucho por carreteras rápidas, sobre todo si están bacheadas, como por ejemplo un Volkswagen Golf (con la suspensión de serie) o un Citroën C4.
Los frenos son muy potentes y detienen al coche en distancias particularmente cortas cuando están fríos, al menos con los neumáticos anchos. Por el contrario, no tienen mucha resistencia al uso continuado.