Lancia Ypsilon (2024) - El regreso de un modelo mítico, ahora como híbrido o eléctrico | Impresiones del interior
Siguiendo la tónica actual, el salpicadero del Ypsilon tiene dos pantallas, una para la instrumentación y otra para manejar el sistema multimedia. No están colocadas de manera contigua sino que quedan claramente diferenciadas. Ambas tienen 10,25 pulgadas. No son sofisticadas, ni muestran gráficos vistosos, ni se caracterizan por tener un manejo fluido, pero cumplen su función de forma aceptable.
Este modelo estrena un sistema multimedia denominado SALA (Sound Air Light Augmentation) que agrupa las funciones de sonido, climatización e iluminación. Según Lancia, «el sistema SALA permite que el interior del Ypsilon pueda adaptarse al ambiente del momento, cambiando inmediatamente la música, el aire y la luz del interior del habitáculo».
SALA también incluye un sistema de reconocimiento de comandos vocales que admite un lenguaje más o menos natural. No es muy avanzado como el que hay en coches de lujo, pero es útil para, por ejemplo, introducir una ruta el sistema de navegación, cambiar la temperatura en el interior (pronunciando la frase «tengo frío / calor» o una similar), enterarse sobre algún aspecto interesante para el usuario (por ejemplo, cómo se mira el nivel de aceite) y, también, responde a preguntas que no tengan que ver directamente con el coche (por ejemplo, se pueden formular cuestiones sobre historia o arquitectura). El sistema de navegación opcional (750 euros) me parece una opción muy poco útil ya que mediante Android Auto o Apple Carplay podemos utilizar nuestra aplicación favorita.
En un plano inferior a la pantalla central hay una hilera de botones convencionales para el manejo del climatizador, lo cual nos parece todo un acierto (es mucho más sencillo acceder a las funciones de uso más habitual; imagen), y más abajo aún una repisa a la que Lancia llama «mesa» (imagen).
Y efectivamente, esa es su principal función: hacer de mesa para dejar los objetos que habitualmente llevamos en los bolsillos, como el teléfono móvil, las llaves de casa o una cartera. En la redacción de km77.com no llegamos a un acuerdo sobre su utilidad. A algunos no les parece práctica porque al acelerar o frenar con cierta intensidad se mueve lo que depositemos en su superficie de plástico duro (a excepción de la zona destinada a la recarga del teléfono). En la edición Cassina, que ya no se vende, esa mesa estaba tapizada con piel. En el lado opuesto están aquellos la encuentran conveniente porque da al interior un toque acogedor y les parece muy cómoda para tener cosas ahí porque quedan muy a mano. De lo que no hay duda es que la ubicación de las tomas USB, bajo la «mesa», es de difícil acceso (de hecho es necesario agachar mucho la cabeza para encontrarlas).
Al margen de esa superficie, hay otros tres huecos de buen tamaño y recubiertos de goma antideslizante a lo largo de la consola central donde dejar objetos. Uno de ellos está justo debajo de la mesa; otro detrás de la palanca selectora de las posiciones de marcha; y otro entre los asientos cuya tapa es el propio reposabrazos.
Los mandos para seleccionar los distintos modos de conducción, el selector del cambio automático y el botón de arranque, todos ellos idénticos a los encontrados en otros modelos del Grupo Stellantis (208 o Corsa, por ejemplo). También son muy parecidos los utilizados para los elevalunas, el volante o los mandos satélites tras el volante.
Los asientos son muy distintos a los que podemos encontrar en los modelos equivalentes de Opel o Peugeot, tanto los delanteros como los traseros. No es tanto una cuestión de diseño, sino de confort. Nos han parecido realmente cómodos a varios conductores y están recubiertos de una especie de terciopelo (salvo en el nivel de equipamiento de acceso, que el tapizado es una tela corriente) que recuerdan a la que utilizaban modelos de la marca de los 80 y 90. Es posible que ese material resulte caluroso en verano, pero con temperaturas frescas (que es como hemos probado el Ypsilon) es muy cálida y acogedora. De lo que no hay dudas es que ese material es difícil de limpiar y que tiene mucha facilidad para atrapar suciedad.
Los materiales empleados para recubrir el salpicadero y el habitáculo son muy llamativos (hay texturas, colores y formas muy originales, como suele ser habitual en Lancia), pero no lujosos.
Espacio interior y maletero
El acceso al habitáculo del Ypsilon es prácticamente el mismo que en los Opel Corsa y Peugeot 208, dos modelos con los que comparte plataforma. Delante no hay mayores problemas, pero detrás es más complicado entrar y salir porque las puertas abren en un ángulo muy pequeño y además liberan un hueco de dimensiones reducidas y formas poco regulares. No es lo ideal de cara a meter una sillita infantil y el correspondiente niño, por ejemplo. Una vez dentro, el espacio disponible es suficiente para llevar a cuatro adultos de estatura media, pero tampoco sobra.
La cota más desfavorable es la anchura entre puertas, que con 124 centímetros en las plazas posteriores se sitúa entre los modelos más pequeños en este sentido. La altura libre al techo y el espacio para las piernas, en cambio, son correctos, de 92 y 66 cm respectivamente (listado comparativo de alternativas). En estas plazas, los pasajeros tienen pocas atenciones, aunque son las habituales en vehículos de este tamaño: un par de tomas USB, revisteros tras los asientos delanteros y un pequeño hueco portaobjetos en cada una de las puertas.
Otra cosa que no dicen las mediciones, pero que es evidente y conviene mencionar, es que los pilares que sustentan el techo son gruesos y reducen claramente la visibilidad. En el caso de los delanteros es más que evidente que molestan mucho en las curvas cerradas y en rotondas.
La capacidad del maletero varía en función del sistema propulsor elegido: la variante híbrida tiene 352 litros y la eléctrica, 309. El primero de los datos es muy bueno, similar al de los mejores en este sentido (listado de alternativas de entre 3,9 y 4,1 metros de longitud). El de la variante eléctrica también es bueno, claramente mejor que el de sus «primos-hermanos», los Peugeot E-208 (265 l) y Opel Corsa Electric (267 l), pero también que el del Renault 5 E-Tech (277 l). El espacio de carga es sencillo, con los accesorios habituales: un par de perchas, ganchos en el piso y un plafón de iluminación, poco más.