Quien espere de este coche reacciones deportivas, mejor que adquiera la opción «tren de rodaje deportivo»; la suspensión que tiene de serie es muy suave. Eso no impide que, como todos los Mercedes-Benz de tracción trasera, sea un coche muy estable en carretera rápida. Tiene una gran capacidad para mantener la trayectoria en apoyos muy fuertes, incluso si hay baches. En ese caso se puede notar que el coche se mueve verticalmente, pero ese movimiento vertical no lo desvía ni provoca otros movimientos de la carrocería.
La sensación de confianza que da eso es muy grande y se nota que este coche es básicamente un Clase C con algo menos de voladizo trasero. Además, aunque la suspensión es blanda y no impide un cabeceo claramente apreciable, el coche no se balancea mucho. A poco que acompañe la superficie de la carretera, es un coche muy cómodo para hacer viajes largos.
En carretera lenta es muy subivirador, en parte a causa de esa suspensión muy suave, y en parte —posiblemente— a causa de las Michelin Primacy que lleva (las hemos encontrado ya en varios coches subviradores). Aunque subvirador, es un coche muy fácil de conducir por la manera en que responde al volante. Para ir rápido con él en carretera lenta hay que anticipar el giro, pero una vez en el apoyo va muy bien. Creo que, por estabilidad, va mejor que un BMW 325ti Compact. El BMW es menos subvirador, pero no se apoya y no tiene el tacto de dirección del Mercedes. Para una conducción rápida por carretera lenta, tiene la desventaja comparado con un tracción delantera de su peso (1.500 kg) y que, con unos 200 CV, los traccción delantera que hay tienen un enfoque deportivo, que el C230 Sportcoupé no tiene.
El control de estabilidad es un poco «exagerado». Entra en funcionamiento a veces cuando realmente no hace mucha falta, sobre todo en carreteras que no sean muy uniformes. Se puede desconectar el control de estabilidad, que es la forma de apreciar que el coche va muy bien de por sí y que no hace falta que actúe tan a menudo. Incluso con él desconeactdo, es muy fácil de conducir y resulta improbable que sobrevire, ni por tracción ni por inercia. De todas maneras, salvo para hacer esa comprobación o arrancar sobre una superficie blanda (barro o nieve), no le veo ningún sentido a ir con él desconectado.
Frena mucho y bien, pero la resistencia es limitada. Es suficiente para un conducción normalmente rápida, pero no para extremos como conducir en pendiente y apurar la frenada en cada curva. El cambio no tiene el tacto pastoso de los antiguos manuales de Mercedes. Aunque no es un paradigma de precisión, no causa problemas cuando hay que mover la palanca lo más rápidamente posible.