En el interior del Opel Frontera hay detalles que revelan que es un coche económico. Por ejemplo, la práctica totalidad de los plásticos que están a la vista y al alcance de la mano son duros (hay un poco de acolchado donde se apoya el codo en las puertas), la guantera tiene una tapa que cae bruscamente cuando se abre, ya que carece de un mecanismo que la frene, y los espejos de cortesía no tienen luz y están montados sobre unos parasoles de aspecto barato. Además, el nivel de equipamiento Edition no incluye una pantalla central, sino un soporte para colocar un teléfono móvil, al estilo de un Dacia Duster con nivel Essential.
Esta sencillez no va reñida con una aparente solidez de fabricación. Al menos en las unidades de Frontera que hemos conducido, todas las piezas estaban firmemente unidas entre sí y no hemos oído chirridos ni ningún tipo de ruido durante la conducción.
La pantalla del cuadro de mandos es simple, pero efectiva. Tiene 10 pulgadas de diagonal y da la información imprescindible (entre otros: velocidad, nivel de carburante/carga en batería y datos del ordenador de viaje; imagen). Todos los datos se leen bien porque la fuente de los números y las grafías son grandes, aunque se echan en falta cosas, como un cuentarrevoluciones para el modelo híbrido y un medidor de consumo medio para el eléctrico.
El sistema multimedia también se visualiza en una pantalla de 10 pulgadas. De nuevo, es un sistema muy simple con las funciones imprescindibles: radio/medios, teléfono, configuraciones esenciales del vehículo y el menú de Android Auto/Apple CarPlay, ambos inalámbricos (imagen). Lo cierto es que hemos agradecido esta simpleza porque facilita mucho su manejo. No hemos echado de menos ninguna función de las miles que atiborran los multimedia de vehículos más costosos.
El manejo del climatizador monozona también es muy fácil gracias a los pulsadores mecánicos que hay a media altura del salpicadero (imagen). Igualmente se agradece la buena provisión de huecos en diferentes partes del habitáculo. El que está por debajo del climatizador sirve además para cargar por inducción un teléfono móvil (imagen).
No hemos probado los asientos básicos que trae el nivel Edition, sino los Intelli-Seats que son de serie con el nivel GS y opcionales en Edition (700 €). Son firmes, cómodos y proporcionan un buen soporte a las piernas y la espalda. Resultan muy satisfactorios en viajes largos porque la espuma apenas cede ante el peso del cuerpo y el paso del tiempo. Disponen de regulación del apoyo lumbar y función de calefacción. Lo que no tienen (ni pueden tener) son ajustes eléctricos, memorias de posición ni función de ventilación.
En el Opel Frontera se va sentado en una posición elevada, natural y claramente erguida. Es una buena posición de conducción que mejoraría ligeramente si el apoyo para el pie izquierdo fuera un poco más amplio. En esta fila delantera no hay diferencias entre un Opel Frontera híbrido y uno eléctrico, pero en la trasera sí debido a la ubicación de la batería. En el Frontera eléctrico hay 10 centímetros menos de altura entre el piso y el borde de los asientos. Esto hace que en el Frontera eléctrico las rodillas vayan más altas con respecto a la cadera y que la postura sea más incómoda que en el híbrido.
En las plazas traseras hay un buen espacio longitudinal, una excepcional altura libre hasta el techo y poca anchura entre puertas. Es decir, que en estas plazas pueden acomodarse sin agobios dos personas de 1,86 metros de estatura detrás de otras dos de la misma talla que viajen delante. En cambio, tres personas de complexión normal irán incómodas por falta de espacio a lo ancho. Comparado con un MG ZS, un Dacia Duster y un Renault Symbioz, el Frontera es el que más hueco ofrece para las piernas, el más alto y el más estrecho (tabla comparativa de mediciones del interior).
Los pasajeros de la fila posterior disponen de una consola central con un par de tomas USB y una de mechero (imagen), asideros en el techo y un punto de luz en el centro. No hay salidas de aire centrales (como las que tienen el MG ZS y el Renault Symbioz; el Dacia Duster no) y tampoco existe la posibilidad de deslizar la banqueta, una función que sí tiene el Symbioz.
No hemos tenido oportunidad de ver un Opel Frontera de 7 plazas, pero lo más probable es que el espacio en la última fila sea muy reducido dada la longitud de la carrocería (el Frontera es el vehículo de siete plazas más corto del mercado; listado de todos ellos ordenado por longitud). No obstante, puede que para algunas personas estas dos plazas extras les resulten de gran utilidad.
El maletero del Frontera de cinco plazas tiene 460 litros de capacidad. Es más grande que el de un EBRO s400 (430 l) y un MG ZS (358 l), similar al del Dacia Duster en sus versiones de mayor capacidad (en función de la versión tiene entre 348 y 474 litros) y más pequeño que el de un Renault Symbioz con hibridación ligera (499 litros; los Symbioz híbridos convencionales tienen 434 l). Sea como fuere, el espacio de carga es amplio y de fácil aprovechamiento. Hay una repisa que se puede colocar a dos alturas (imagen e imagen) o extraer. El piso no se puede levantar y el kit de reparación de pinchazos está situado en uno de los dos receptáculos que hay en la parte lateral del espacio de carga.
Los Frontera con siete asientos tienen un maletero de 330 litros en modo «5 plazas» y de 40 litros en modo «7 plazas».