El Opel KARL tiene un equipamiento de serie muy abundante, más que el de cualquiera sus rivales (ficha de equipamiento). Está homologado para transportar cinco pasajeros. De entre los coches que miden menos de 3,70 metros de longitud, tan sólo ocurre lo mismo en el KIA Picanto, el Hyundai i10, el Fiat Panda (opcionalmente) y el Suzuki Celerio —el resto tienen capacidad para transportar cuatro personas—.
El interior del KARL es muy amplio si se tiene en cuenta su reducido tamaño exterior (3,68 metros de longitud, 1,60 de anchura y 1,47 de altura). Según nuestras mediciones, algunas cotas de espacio para pasajeros son las mejores de entre los vehículos que tienen una carrocería de tamaño similar: el espacio para las piernas en las plazas posteriores y la altura al techo en las plazas delanteras.
La altura al techo en las plazas traseras —91 cm— también es muy buena, e incluso mayor que en coches más grandes, aunque ligeramente inferior a la de modelos como el KIA Picanto —92 cm— o los SEAT Mii, Volkswagen up! y Skoda Citigo —93 cm—. En cualquier caso, esta es suficiente para que personas que miden hasta algo más de 1,85 metros de altura no toquen el techo con la cabeza al sentarse en la fila trasera correctamente, es decir, con la cadera pegada al respaldo del asiento (imagen). El KARL es una de las mejores opciones de entre sus rivales para llevar pasajeros altos atrás. Cuatro personas que midan 1,85 metros de altura viajarán con comodidad en su habitáculo. Tabla comparativa de mediciones del interior.
La cota que más limita el confort de los pasajeros en las plazas traseras es la anchura, aunque esto es algo que también sucede en sus alternativas. Tres adultos de tamaño medio pueden viajar en ellas pero lo harán con mucha incomodidad, por lo que su uso en estas condiciones debería ser ocasional.
El acceso a las plazas posteriores es sencillo porque las puertas traseras (imagen) son grandes y su parte superior es de formas regulares, ya que aprovechan todo el perfil de la forma cúbica de la carrocería (imagen lateral del coche). Su ángulo de apertura es normal, pero la tarea de instalar una sillita infantil —hay anclajes Isofix para dos sillas— o colocar a un niño en ella puede hacerse con facilidad.
La postura de conducción del KARL está condicionada por la ausencia de regulación en profundidad de la columna de la dirección —sí hay regulación en altura—, algo que ocurre en todos los coches de tamaño y precio similares. Algunas personas la echarán en falta porque puede implicar que, si se tienen los pedales a la distancia adecuada, tengan que estirar demasiado los brazos para manejar el volante. O lo contrario, que para tener el volante a la distancia deseada, sea necesario flexionar las piernas en exceso. La regulación en altura del asiento del conductor ayuda a encontrar una posición de conducción cómoda.
Los asientos tienen un mullido que es firme pero algo más blando que el de un KIA Picanto o un Seat Mii. Los delanteros (imagen) son confortables incluso durante períodos de conducción largos y sujetan suficientemente el cuerpo en la mayoría de situaciones, aunque en este aspecto me gustaron más los del KIA Picanto. Los reposacabezas son regulables en altura en todos los asientos, lo que también ocurre en el Picanto y en el Hyundai i10 pero no, por ejemplo, en los Mii, up! y Citigo o en los Toyota Aygo, Citroën C1 y Peugeot 108.
Los elevalunas son eléctricos en las puertas delanteras. Atrás son manuales —no pueden ser eléctricos ni siquiera en opción— pero la ventanilla desciende por el interior de la puerta igual que en las delanteras, algo que no es así en muchas de las alternativas del KARL, que tienen apertura de tipo compás, de fabricación más económica.
En el habitáculo abundan plásticos duros que no son muy agradables al tacto. Si bien esto es algo común en coches de este tamaño y precio, algunas alternativas como el KIA Picanto tienen interiores fabricados con plásticos de más calidad. Sin embargo, el ajuste entre las piezas es muy bueno y los espacios que las separan son pequeños y de anchura regular. Tras circular por vías con asfalto muy roto no he apreciado crujidos que denoten contacto entre ellas; la sensación de solidez percibida es muy grande. Al abrir el coche con la llave se encienden las luces de la instrumentación y las de los botones que hay en las puertas, el volante y el salpicadero (imagen).
El KARL no puede llevar climatizador ni siquiera en opción, pero el aire acondicionado (imagen de sus mandos) es de serie. La calefacción calienta rápido el habitáculo y el caudal de aire es fácilmente regulable para que no sea escaso ni tampoco molesto. Hay cuatro salidas de ventilación en el salpicadero —dos en los extremos y dos en el centro, imagen—. Los Mii, up! y Citigo o los 108, Aygo y C1, por ejemplo, sólo tienen dos en los laterales.
La unidad que hemos probado tenía el equipo de sonido de serie, que consiste en una radio (imagen) con conectividad Bluetooth para el móvil y conexiones Aux-in y USB (imagen). La calidad del sonido es normal. Hay un aspecto mejorable: al realizar llamadas telefónicas utilizando el manos libres Bluetooth, el interlocutor no escuchaba bien mis palabras y la conversación se hacía muy complicada. Ha sucedido lo mismo tras conectar dos teléfonos distintos al sistema.
Los mandos de la consola central están situados cerca de la mano derecha del conductor y tienen una disposición sencilla y ordenada, lo que facilita su manejo durante la conducción.
La instrumentación (imagen) es abundante, algo que se agradece porque da información valiosa. El ordenador de abordo es de serie y también contiene mucha información, aunque no tiene la posibilidad de registrar los datos de dos recorridos simultáneamente.
El cierre centralizado (imagen del mando que lo activa) no cierra automáticamente las puertas cuando el coche inicia la marcha. Si esta acción se realiza manualmente, tampoco se abren de manera automática cuando se apaga el motor o se sacan las llaves del contacto, por lo que hay que volver a accionar el botón para poder salir del coche.
Desde finales de 2015 hay disponible un paquete opcional denominado «Pack Techno» (cuesta 490 €), que consiste en un sistema multimedia que se controla mediante una pantalla táctil de siete pulgadas y que es compatible con los programas Apple Car Play y Android Auto. Lleva asociados el asistente personal Opel OnStar y conectividad Wi-Fi 4G.
El volante (imagen), que no puede ir cubierto de cuero ni opcionalmente, tiene un aro cuyo plástico no es agradable al tacto. Los botones integrados están iluminados y tienen una disposición lógica que los hace fáciles de utilizar —los de la derecha controlan el equipo de sonido y los de la izquierda el programador de velocidad, que es de serie—.
El maletero del KARL (imagen) tiene 206 litros de capacidad. Es más pequeño que el de los Volkswagen Up!, Seat Mii o Skoda Citigo, que tienen 251 litros, o el del Hyundai i10, que tiene 252. Son más pequeños, por ejemplo, los del Peugeot 108, el Citroën C1 —196 litros— y el Toyota Aygo —168 litros—. Listado comparativo de turismos que miden menos de 3,70 metros ordenados por el volumen de su maletero.
No está iluminado y la moqueta que cubre su base es de mala calidad y se mueve y descoloca de su sitio con facilidad al introducir o sacar objetos. Debajo de ella hay un hueco para el kit antipinchazos (de serie, imagen) o la rueda de repuesto opcional, que cuesta 50 €. El respaldo de los asientos traseros se puede abatir en dos secciones (40 % y 60 %), lo que aumenta el volumen de carga disponible hasta los 1013 litros. Para hacerlo hay que abatir previamente las banquetas. En esta situación, queda un pequeño escalón entre el piso resultante y el del maletero (imagen).
Hay muchos huecos portaobjetos repartidos por el habitáculo: en la parte inferior de la consola hay uno grande (imagen) y dos portabebidas (imagen), y encima de la guantera —que tiene tapa— hay un hueco alargado donde dejar, por ejemplo, un libro (imagen). Entre los asientos delanteros, en el piso, hay un portabebidas para los pasajeros de la fila trasera (imagen). En todas las puertas hay un hueco donde dejar objetos pequeños como algunas monedas o unas llaves.