Puesto a punto por los especialistas de Renault Sport, su motor 2.0 16v desarrolla una potencia de 169 CV a 6.250 rpm y un par máximo de 200 Nm a 4.500 rpm. Partiendo sobre la base del motor «F4R» de 139 CV que también se utiliza en otros modelos de Renault (Mégane, Laguna y Espace) se ha variado el flujo de admisión (colector y conductos) y se ha recurrido a piezas internas más ligeras y resistentes, que han permitido incrementar la potencia en 30 CV. Mecachrome, empresa especializada en los motores Renault Sport de F-1, ha mecanizado el doble conducto de admisión y rediseñado partes de la culata, válvulas, pistones, colectores y la línea de escape.
La relación de compresión se ha incrementado hasta 11 a 1, se han cambiado los parámetros de la inyección electrónica y se ha adoptado un dispositivo de corte de inyección que varía en función de la temperatura del motor (para proteger al motor en frío) y la marcha insertada. De esta forma, en 1ª y 2ª, el motor empuja hasta 7.250 rpm, mientras que el corte se produce a 7.000 rpm en la 3ª, 4ª y 5ª velocidad.
Por otro lado, Renault Sport ha equipado este motor con un sistema de distribución variable (VVT - Variable Valve Timing) que aporta una buena respuesta a bajo, medio y alto régimen. En marcha parece tener tres niveles de respuesta: ofrece un buen funcionamiento a partir de 2.000 rpm, aumenta su fuerza al alcanzar 4.000 rpm y desencadena todo su enorme potencial al superar las 5.000 rpm. En este punto cambia también el sonido del motor y el tirón se vuelve realmente enérgico, la aguja del cuentavueltas sube con mucho nervio hasta alcanzar el corte de inyección.
En la instrumentación hay un testigo luminoso que parpadea 300 rpm antes del corte; para obtener la máxima aceleración, hay que estirar el motor justo hasta antes del corte. Tiene capacidad para subir y bajar de vueltas con mucha rapidez. La verdad es que el Clio 2.0 16v RS impresiona con su empuje y carácter, aunque también es agradable de utilizar en un uso tranquilo.
Su buena respuesta ha quedado patente en nuestras mediciones, excelente en los adelantamientos a 80 y 100 km/h pero no tanto en recuperaciones. La aceleración está favorecida también por un cambio muy rápido y preciso, con unos desarrollos bien adaptados a las características de un motor que es tan ruidoso como enérgico. En general, el ruido es elevado, pero el estruendo que se produce al llegar a 6.000 rpm resulta demasiado molesto.
Renault ha homologado un consumo medio de 7,9 litros/100 km. Nuestras mediciones han reflejado un gasto de 10,9 litros/100 km en un uso mixto (carretera-ciudad) circulando a un ritmo ágil y de 15,8 l/100 km en conducción muy rápida, un consumo que, aunque es elevado, es lo que cabe esperar de un coche con su nivel de prestaciones. Las mediciones de consumo realizadas por el ordenador de viaje han sido, además, muy precisas.