SEAT León 1.5 TSI 131 CV (descatalogado desde finales de 2020)
La unidad que hemos probado tenía instalada la opción Dynamic & Comfort Pack, que incluye una dirección especial denominada Dirección progresiva, la suspensión variable (DCC) y el SEAT Drive Profile, que permite variar la dureza de los amortiguadores, de la dirección o la respuesta del acelerador y del cambio de marchas automático (si está instalado). Hay tres ajustes predefinidos (Comfort, Normal y Sport), más uno denominado Individual que sirve para que el conductor pueda combinar el funcionamiento de cada elemento a su gusto. Por ejemplo, se puede elegir la amortiguación en el modo más duro y la dirección en el más blando.
El León 2020 da buen resultado en todo tipo de carreteras y es seguro. En las vías rápidas, aun siendo satisfactorio, no es tan bueno como lo es un Ford Focus que, a alta velocidad, parece un coche más grande y mejor amortiguado. Si comparamos el SEAT León con un Volkswagen Golf o con un Renault Mégane, no hay diferencias evidentes (sí matices) a favor de ninguno. Un Peugeot 308 es más ágil y tiene un tacto más directo que el SEAT León. En curvas reacciona con seguridad ante imprevistos, tal y como mostramos con más detalle en la maniobra de esquiva.
Si se elige el SEAT León con el nivel de equipamiento FR la percepción que tiene el conductor mejora. Las versiones FR tienen mejor tacto de dirección y la suspensión parece de mayor calidad (también es algo más firme que la estándar del León con amortiguadores fijos, sin resultar sensiblemente más incómoda).
Nuestra unidad de pruebas traía las ruedas de 18 pulgadas (hay otras de 16 y de 17) con neumáticos Bridgestone Potenza S005 XL GTI en medidas 225/40 R18 92Y. Con ellos, hemos conseguido una distancia de frenado normal desde 120 km/h hasta deterner el vehículo (52,9 m).
El motor de gasolina de 131 caballos (va necesariamente unido a un cambio manual) da unas prestaciones acordes a su potencia. Según nuestras mediciones, esta versión del León ha necesitado 7,1 segundos para pasar de 80 a 120 km/h, un dato normal. La respuesta del motor es un poco sosa y, por ello, puede parecer que es más lento de lo que realmente es. Cuando se pisa a fondo el acelerador, se obtiene un empuje lineal y muy constante. No alcanza un régimen elevado con facilidad, a diferencia de otros motores TSI que llegan a un régimen alto con más fuerza.
En este 1.5 TSI de 131 caballos no merece la pena apurar mucho las marchas por encima de unas 5500 rpm si se busca la máxima aceleración. De hecho, en nuestra medición de 80 a 120 km/h ha sido ligeramente más rápido haciendo toda la maniobra en tercera (que implica empezar a 3587 rpm y terminar a 5381 rpm) que usando la segunda hasta más de 6000 rpm para cambiar luego a tercera. Sea como sea, el León 1.5 TSI de 131 CV (aunque la denominación oficial es 130) corre lo que tiene que correr, aunque en ocasiones puede parecer que le falta «pegada».
El consumo de combustible es moderado e incluso bajo en función de cómo se conduzca. En un uso normal por vías amplias, lo normal es que baje de 7,0 litros de media incluso yendo a ritmo ágil. En nuestro recorrido por autovía a una media real de 120 km/h gastó 6,0 l/100 km (también reales). Quien viaje a 120 km/h de marcador, conseguirá valores por debajo de esa cifra.