Volkswagen Golf R32 (2003) | Un puesto de conducción específico
Hay varios detalles que distinguen el puesto de conducción del R32 de otros Golf: los asientos, el volante, los pedales y la instrumentación. Como en el resto de los Golf, la posibilidad de regular el volante en altura y distancia (con un amplio margen) y el asiento en altura, permiten encontrar con mucha facilidad la posición más cómoda. El volante de tres radios tiene el aro muy grueso (a algunos conductores les puede resultar excesivo) y aumentado en la posición «10 y 10». Lleva el anagrama «R» en la parte inferior y está forrado en un cuero de sobresaliente tacto (recuerdo pocos volantes tan suaves y agradables). También está rematado en cuero el pomo del cambio y la palanca del freno de mano.
Los asientos delanteros son bacquet de la marca «König» y la sujeción lateral que ofrecen puede ser suficiente en líneas generales. Sin embargo, en una conducción deportiva exigente me ha parecido que falta sujeción lateral en el respaldo. Su parte superior da demasiado apoyo bajo los omóplatos; esto hace que nos quedemos demasiado lejos del reposacabezas integrado en el asiento, no reposemos correctamente la zona lumbar y también limita la capacidad de sujeción lateral de las «orejeras» superiores del asiento.
La tapicería de cuero (opción de 2.430 €) que tenía la unidad de pruebas tampoco contribuye a mejorar la sujeción lateral del asiento por lo que me parece en este caso poco recomendable (puede ser más interesante la tapicería Alcantara que también se ofrece en opción por 1.865 €).
Los pedales y el reposapié de gran tamaño están realizados en aluminio y rematados con elementos de goma muy adherente. Sin embargo, en los días de lluvia, podemos llegar a resbalarnos si la suela del zapato está mojada. Su posición permite realizar correctamente la maniobra de «punta-tacón».
Desde el puesto de conducción, tenemos una buena visibilidad y todos los mandos son de fácil acceso, aunque los del climatizador automático quedan un poco bajos en la consola central. Lleva de serie faros de xenón para cortas y unas luces largas halógenas que centralizan demasiado la iluminación. En carreteras con curvas tenemos la sensación de que la amplitud de visión es mejorable en conducción nocturna. No tiene antinieblas delanteros.
La instrumentación también es específica en el R32, aunque no ofrece más información que en otras versiones; se echa en falta algún indicador sobre el estado del aceite (presión y temperatura). Tiene el anagrama «R32» marcado en el cuentavueltas y un velocímetro con escala hasta 300 km/h, aunque la velocidad máxima no es superior a 250 km/h. También lleva un borde cromado en los instrumentos. En la parte central hay una pequeña pantalla que indica las funciones del «check control» (averías, puertas abiertas, luces fundidas, etcétera) y también del ordenador de viaje (con doble lectura independiente del consumo medio, velocidad media, consumo instantáneo, kilómetros recorridos, tiempo empleado y temperatura exterior).