Durante la presentación internacional del Touareg he tenido la ocasión de conducir el 3.2 V6 (con suspensión convencional y neumática) y el V10 TDI, en todos los casos con el cambio automático Tiptronic de seis velocidades y con unos neumáticos Bridgestone Turanza ER30 en medida 255/55 R 18 100 Y (de serie en V10 y opcionales en el V6).
La primera sensación es de enorme suavidad, la insonorización es muy buena y el coche rueda sin aparente esfuerzo a pesar de sus 2.230 kg. Ya en carretera, el motor V6 de 220 CV mueve esta masa sin dificultad y empuja con energía hasta 6.300 rpm, pero tampoco da sensación de correr mucho. La relación peso entre peso y potencia es 10,1 kg/CV. El cambio automático de seis marchas tiene un buen funcionamiento y su correcto escalonamiento contribuye a aprovechar el funcionamiento del motor, aunque la sexta velocidad tiene un desarrollo muy largo, parece de desahogo para reducir el consumo a velocidad sostenida.
Llaneando alcanza una velocidad elevada, pero en subidas hay que exprimir a fondo las marchas cortas para obtener una buena aceleración. La sensación que transmite es de elevada estabilidad y entra en las curvas con más precisión que otros todo terreno como el BMW X5.
El Touareg tiene reacciones más sobreviradoras que otros coches similares en una conducción muy exigente, aunque el control de estabilidad (ESP) se encarga de evitar un sobreviraje excesivo, dentro de lo posible. Con él desactivado (mediante un botón situado en la consola central), es problable que llegue a cruzarse en una conducción al límite y, aunque lo hace de una forma muy progresiva, es poco recomendable en un coche de su tamaño y peso.
La cosa cambia con la suspensión neumática (opcional en el V6). El coche se agarra más de atrás y la tendencia sobreviradora sólo llega en situaciones límite.
Al volante del V10 TDI, la primera sensación que percibo es que el motor tiene el característico traqueteo Diesel. Desaparece cuando comienza a andar, el sonido cambia y se hace relativamente menor.
Tiene un funcionamiento muy suave y se puede percibir un gran empuje a partir de 1.700 rpm. Si se acelera a fondo, sube hasta 4.200 rpm, régimen en el que el cambio engrana una velocidad más larga. Si se conduce así, la aceleración es extraordinaria. Con la suspensión neumática que lleva de serie, su estabilidad está al mejor nivel y el guiado es preciso, a pesar de pesar nada menos que 2.524 kg.
La frenada de ambos Touareg me ha parecido potente y equilibrada. Como tiene un tacto algo duro, la primera sensación que da es de no tener mucho mordiente, pero cuando se pisa el pedal con decisión (requiere pisar con más fuerza de lo habitual), las pastillas presionan los discos con gran eficacia.