En ciudad, el Touran ofrece buena visibilidad en todas las direcciones —por ejemplo, en un Renault Scénic se ve peor hacia detrás porque los montantes de la carrocería son más gruesos—, no resulta aparatoso para maniobrar y se adivina bien dónde empieza y acaba la carrocería. En carreteras sinuosas, tiene un paso por curva rápido y poco balanceo de la carrocería. Y en vías rápidas, una buena estabilidad lineal y un nivel de confort satisfactorio. En todos estos aspectos es muy similar a un SEAT Altea XL.
Los hay algo más cómodos, como un Citroën C4 Picasso, un Peugeot 5008 y un Renault Scénic, todos ellos con una suspensión más blanda que permite movimientos más amplios de la carrocería. Un Toyota Verso es también cómodo de suspensión, quizás un poco más blando, y menos ágil en una carretera con muchas curvas lentas. En cambio, el Mazda5 tiene unas reacciones más vivas que serán del agrado de quien disfrute con un coche así. El Ford C-MAX tiene un equilibrio muy parecido entre confort y estabilidad y es más silencioso que el Touran. En cualquier caso, el ruido que se oye en el habitáculo del Volkswagen no resulta molesto para viajar.
Lo hemos probado con los dos motores Diesel de dos litros de cilindrada, uno con 140 CV y el otro con 170 CV. Al acelerar a fondo, dan un empuje muy uniforme y constante; en ningún momento se produce un incremento de la aceleración muy grande. Al habitáculo transmiten pocas vibraciones.
Las prestaciones que hemos medido del 2.0 TDI de 170 CV han sido algo pobres. La diferencia con el SEAT Altea XL 2.0 TDI de la misma potencia ha sido grande (1,1 segundos en la aceleración de 80 a 120 km/h). Hay que tener en cuenta que el SEAT pesa menos y que se trata de una versión que ya no se comercializa (ficha técnica comparativa), la que tenía un motor distinto (con sistema de alimentación de bomba-inyector, en lugar de conducto común). Es posible que la diferencia también se deba, al menos en parte, a que el Touran tenía pocos kilómetros. En el recorrido de autovía en el que medimos el consumo para poder compararlo con otros modelos —143 kilómetros, a 120 km/h de media— ha gastado 6,9 l/100 km. Menos que un Ford C-MAX de 140 CV.
El Touran 2.0 TDI de 140 CV ha acelerado como otros monovolúmenes de su potencia y tamaño. La diferencia de prestaciones con el de 170 CV no es muy grande, la de consumo tampoco: en la aceleración, el de 170 CV es un 11% más rápido, un 22 % recuperando en la marcha más larga y gasta un 13 % más en nuestro recorrido de consumo por autovía (6,9 frente a 6,0 l/100 km). Hay que tener en consideración, que el de cambio DSG del de 170 CV tiene un desarrollo en sexta más corto, que le penaliza en el recorrido de consumo y le da ventaja en la recuperación.
También hemos conducido, de forma breve, las versiones 1.2 TSI de 105 CV —disponible desde el momento del lanzamiento (julio de 2010) y primavera de 2012— y 1.6 TDI de 105 CV. Aunque llevan los motores de menor potencia de la gama, pueden ser una alternativa a tener en cuenta por su buena respuesta al acelerador, al menos esa es la sensación que tuvimos al conducirlos en la presentación, por carreteras prácticamente llanas y donde no era necesario adelantar con frecuencia, con dos personas a bordo y el climatizador conectado. Puede que para un uso más exigente, con mucha carga o en carreteras de fuertes pendientes, las versiones de mayor potencia sean las más adecuadas.