Las dimensiones interiores del modelo de cinco puertas son muy parecidas al de tres. Por lo tanto, la decisión entre uno y otro debe ser tomada por criterios de practicidad –por la comodidad de acceso a las plazas traseras en el caso del cinco puertas– o de estética –a quién le guste una línea más del tipo de un cupé en el de tres–.
El espacio para pasajeros está dentro de lo normal en coches de su tamaño, salvo porque es algo estrecho delante y detrás. El maletero es pequeño (tabla comparativa de maleteros).
En las plazas delanteras, la caída lateral del techo provoca que el asa de sujeción (que no es un asidero abatible, sino un asa con un cierto juego elástico en sus extremos) quede demasiado cerca de la cabeza. Yo, que mido 1,93 m, me he golpeado ligeramente contra él alguna vez.
Otro problema que pueden encontrar algunas personas, y que sucede habitualmente en otros coches, es que el recorrido longitudinal del volante (regulable también en altura) es algo corto e impide tener una posición al volante perfecta si se busca estar muy alejado de los pedales, a pesar de tener el respaldo colocado casi vertical.
Los asientos tienen una superficie de apoyo amplia, incluida la banqueta, y me han resultado muy cómodos. A mi gusto, ofrecen un buen compromiso entre sujeción y comodidad de uso a diario.
Las plazas traseras son suficientes siempre que no viajen detrás personas de talla elevada, salvo que sea un trayecto corto. El recorrido de los apoyacabezas es pequeño.
El maletero sólo puede abrirse con el mando a distancia o con un pulsador que hay en la consola. Al accionarlo, el cierre se desbloquea y el portón se abre aproximadamente 2 cm, dejando el hueco justo para meter los dedos y levantarlo. No tiene ningún tirador, ni punto de apoyo, para abrirlo. En el interior, iluminado, hay cuatro argollas para sujetar una red y un gancho para colgar una bolsa.