Como nos ha ocurrido cuando hemos probado otras variantes del motor TFSi de 2,0 l de cilindrada, las prestaciones que hemos medido del S3 son superiores a lo que cabe esperar de la potencia homologada por Audi.
No hemos probado otro coche de potencia parecida que haya sido más rápido. Los BMW 130i y Z4 3.0si (ambos de 265 CV) han sido considerablemente más lentos, algo que también ocurre con el Mercedes-Benz SLK 350 (272 CV), o el Porsche Cayman (245 CV). Un BMW 335i coupé (306 CV) o un Porche Cayman S (295 CV) son poco más rápidos (tabla de mediciones).
Recuperando en cuarta, quinta o sexta velocidad, las diferencias son aún más abultadas, bien sea por la ventaja que le da la sobrealimentación (por ejemplo, en el caso del Cayman S) o por los desarrollos más cortos (el BMW 335i coupé es más lento porque tiene unos desarrollos más largos, mucho más en su versión automática, que es la que probamos). De los deportivos que hemos medido recientemente, tan sólo el BMW M6 es mejor recuperando (tabla de mediciones de coches semejantes por sus prestaciones).
El nuevo S3 también es más rápido y consume menos que el anterior S3, que tenía un motor de 224 CV (ficha comparativa).
En autopista, a una media de 133 km/h gastó 10,4 l/100 km. No es un valor bajo pero, para su potencia, se puede considerar bueno. En carretera de doble sentido, circulando a un ritmo rápido, con tráfico abundante y usando la máxima aceleración en los adelantamientos, gastó 12,1 l/100 km.
El motor tiene un tacto muy semejante al resto de las variantes de este motor. Lo peor es la falta de fuerza a muy bajo régimen que lo hace más incómodo que otros cuando hay que arrancar en una rampa (algo similar a lo que ocurre en la mayoría de los motores turbodiésel actuales).
Cuando comienza a empujar lo hace de forma bastante progresiva. En este sentido está más cerca de un (muy buen) atmosférico que de una versión sobrealimentada de potencia específica elevada (133,57 CV/l).
El sonido del motor es peculiar. Está poco filtrado (no hay material insonorizante bajo el capó) y llega al habitáculo con un tono grave, que no es lo que uno espera de un cuatro cilindros de 2,0 l.
El silbido del turbocompresor cuando se acelera a fondo está siempre, aunque con las ventanillas subidas no es muy evidente. El S3 no es un coche silencioso en términos absolutos y el sonido del motor puede cansar en viajes de varias horas a ritmo constante, pero no es de los peores en este aspecto.
La caja de cambio es manual de seis relaciones. Tiene el tacto característico en Audi, las marchas entran con facilidad y el manejo es muy suave. No es de las mejores porque los recorridos son largos (para tratarse de un deportivo) pero cumple sobradamente.
De momento no está previsto que pueda llevar el cambio S-Tronic (el equivalente al DSG de Volkswagen) y la explicación oficial de Audi es más bien peregrina: «lo adecuado para un deportivo es un cambio manual». La caja manual de serie tiene unos recorridos de palanca ligeramente más cortos con relación a otros A3. Da buen resultado por rapidez y precisión, pero no tanto como para ser preferible al cambio S-Tronic.
Como en el anterior S3, en este caso Audi también prefiere un motor de cuatro cilindros con turbocompresor a uno de seis cilindros (como el del A3 3.2 o el Golf R32). Audi tiene previsto comercializar un RS3, más potente que el S3 y con motor de seis cilindros en lugar de cuatro.