El cambio de marchas es un mal que sigue siendo necesario; el cambio DSG me parece el mejor que hay precisamente porque —funcionalmente— es lo más parecido a no llevar cambio de marchas (con la excepción del Toyota Prius, que efectivamente no tiene).
Si se conduce normalmente o despacio, el cambio DSG pasa desapercibido por la suavidad y oportunidad con que cambia de marcha. Si se conduce rápido, pasa desapercibido porque da toda la aceleración posible cuando el conductor lo requiere.
Es también el único cambio automático en el que no veo ninguna ventaja a manejarlo manualmente. Esto no solamente se debe al peculiar mecanismo de esta caja, que la hace muy rápida, también a que la programación del cambio ha previsto un uso claramente deportivo en el programa «Sport».
En otros cambios automáticos, la diferencia entre el programa para conducción deportiva y el programa normal es sutil. En este caso, cuando se selecciona el programa «Sport», el cambio lleva el motor siempre en el régimen más alto posible, independientemente de que el conductor acelere mucho o no. De esa manera, en un recorrido rápido por carreteras de curvas, no hay que preocuparse del cambio, porque siempre hay la máxima aceleración y la máxima retención.
Si se conduce en la posición automática normal, el cambio es sensible al movimiento del acelerador. Por ejemplo, si se circula a velocidad constante de unos 80 km/h y se acelera suavemente, el cambio no necesariamente reduce aunque vaya en quinta. Si, en las mismas circunstancias, se pisa el acelerador muy rápido, aunque no se llegue al interruptor del «kick-down», el cambio reduce a la marcha más corta posible para esa velocidad.
La rapidez con que se mueve el cambio se nota a velocidad constante, cuando se produce un cambio de marcha, por la extraordinaria velocidad con que se mueve la aguja del cuentavueltas.
En cualquier posición del cambio y en cualquiera de los programas es posible aumentar o disminuir marchas con los mandos del volante, otra razón por la que me parece que el modo manual no es necesario. Si el coche está en modo automático y se selecciona una velocidad con los mandos del volante, vuelve al modo automático al cabo de un tiempo. Solo es posible cambiar con la palanca si se lleva a la parte derecha, donde se elimina el programa automático.
En cualquiera de los dos programas de funcionamiento automático o en el modo de manejo secuencial, el cambio engrana automáticamente una marcha mayor cuando el motor alcanza su límite de régimen, o bien una menor si el régimen del motor es demasiado bajo.
Otra ventaja de este cambio sobre cualquier otro automático, sea del tipo que sea, es que hace muy fácil las maniobras de aparcamiento. En otros coches con cambio automático es muy difícil mover el coche muy lentamente, sobre todo si está en una cuesta. Con el DSG, si se levanta el pie del freno en primera o marcha atrás, el coche se mueve a una velocidad extremadamente lenta pero constante, incluso en una cuesta.