El asiento tiene todo lo que debe tener el asiento de un buen deportivo salvo dos cosas: más recorrido longitudinal y más apoyo lateral.
Las personas más altas se encontrarán con que, si echan el asiento hacia atrás del todo, llega a dar contra la banqueta del asiento trasero. Esto no solo limita el recorrido longitudinal (que es suficiente en la mayoría de los casos), también impide llevar el asiento en su posición más baja o reclinar mucho el respaldo.
Por dimensiones, forma y dureza, el asiento da suficiente sujeción en casi toda circunstancia. Cuando se circula muy rápido por carreteras con curvas, en cambio, se echa de menos que la parte alta de la espalda esté mejor sujeta. El reposacabezas tiene una altura suficiente y una inclinación que parece adecuada para proteger bien el cuello en caso de alcance.
Todos los mandos quedan muy a mano y son fáciles de manejar. Para manejar los del equipo de sonido hay que levantar una tapa. En un coche donde todo lo que parece de aluminio es de aluminio, se echan de menos unos mandos del cambio mejores (por ejemplo, como los del Citroën C2 Sensotronic)
Los dos pedales están bien colocados; el del acelerador es grande y está articulado en el suelo, el del freno tiene una forma y tamaño que impide acostumbrarse a usarlo con el pie izquierdo. El apoyo para el pie izquierdo es muy amplio, completamente plano y tiene la inclinación adecuada. Lo único mejorable es que, con los zapatos mojados, puede resbalar un poco si se hace mucha fuerza contra él.
La visibilidad está limitada por un marco del parabrisas grueso y muy inclinado, que puede estorbar en cruces o en curvas muy cerradas a la izquierda. La línea de cintura queda muy alta si se conduce con el asiento abajo del todo y, en el caso de las personas altas o de las que conduzcan con el respaldo poco inclinado, la unión entre el techo y el borde superior del parabrisas queda casi a la altura de los ojos.
Las plazas traseras son completamente inútiles para un adulto y extremadamente incómodas si se quiere acomodar a un niño (algunas sillas ni siquiera caben). Tampoco son cómodas como espacio de carga; para dejar una prenda de abrigo, un maletín o cualquier otra cosa en las plazas traseras, hay que echar el asiento delantero hacia delante con un mecanismo poco conseguido.
El maletero es amplio para lo normal en un cupé, y se puede ampliar si se abaten los respaldos traseros. Alrededor del conductor hay muchos huecos para dejar cosas: una red en las puertas, un hueco con tapa en la consola, una guantera lo suficientemente grande para dejar los manuales y la documentación (no siempre ocurre) y, debajo de la guantera, hay un hueco más.