Su aceleración está limitada por un peso alto (1.595 kg). Según datos de Audi, acelera de 0 a 100 km/h en 6,4 s; la versión del TT con motor de cuatro cilindros con turbo (225 CV) pesa 1.540 kg y acelera de 0 a 100 km/h en 6,6 s.
Un Honda S2000 pesa 1.260 kg, da 241 CV y hace 6,2 s en el 0-100 km/h. Un Porsche Boxster S, aunque es descapotable y más grande que un Audi TT, pesa 1.395 kg; con 260 CV, acelera de 0 a 100 en 5,7 s.
Según nuestras mediciones, la aceleración del TT DSG es ligeramente inferior a las de coches como el Ford Focus RS 200, Alfa Romeo 147 GTA o el Seat León Cupra R de 225 CV. Entre los cupés, el Nissan 350 Z (30 CV más potente que el Audi) no es mucho más rápido, y el Astra Cupe Turbo acelera exactamente igual, al menos hasta unos 150 km/h.
Como otros buenos motores atmosféricos de gran cilindrada, tiene una forma de acelerar muy uniforme, sin el empujón que dan los motores con turbocompresor (a igualdad de potencia). Es un motor agradable de conducir en cualquier régimen, y que tiene un final muy bueno, por encima incluso del régimen de potencia máxima.
Los desarrollos están bien ajustados a las características del motor y responden al enfoque «deportivo» del coche. En sexta velocidad casi llega a 6.400 rpm, es decir, se pasa un poco del régimen de potencia máxima.
En un uso más o menos normal, alternando carretera y ciudad, ha gastado 12,0 l/100 km. En este recorrido ha gastado 11,0 l/100 km, un valor muy bueno para un motor de esta cilindrada y un coche de este peso. En un recorrido rápido por carretera de muchas curvas, empleando frecuentemente la máxima aceleración, ha gastado 23,6 l/100 km.
Me han sorprendido el aguante de los frenos; es la primera vez que conduzco un Audi cuyos frenos que no acaban desfalleciendo (incluidos algunos «S» y «RS»). En nuestra unidad de pruebas no estaban del todo bien cuando la cogimos y al final sonaban un poco. Aún así, después de un uso intenso (aunque no despreocupado), ni el pedal perdía tacto ni los discos se han alabeado.