El Fiesta ST200 se diferencia del ST porque tiene una serie de cambios en el motor y en la suspensión. También tiene algunos detalles exclusivos exteriores e interiores que cumplen una función estética. Entre ellos, hay un color específico para la carrocería (Gris tormenta, que aparece en esta galería de imágenes) y unas llantas distintas. Los asientos tienen la misma forma y relleno de espuma, pero la tonalidad del tapizado difiere. Sujetan muy bien el cuerpo, incluso los hombros. La zona lumbar es estrecha y, por esa razón, es posible que se adapte mejor a personas delgadas que a corpulentas. Próximamente Ford anunciará el precio de este modelo, disponible únicamente con carrocería de tres puertas y cambio de marchas manual.
Ford ha cambiado la gestión electrónica para que la potencia aumente de 182 CV (los que tiene el Fiesta ST) a 200. De acuerdo con las cifras oficiales, el Fiesta ST200 tiene unas prestaciones (aceleración y velocidad máxima) parecidas a las de sus principales rivales con cambio de marchas manual, como el Peugeot 208 GTi, el Opel Corsa OPC y el SEAT Ibiza SC CUPRA (ficha comparativa). Sus prestaciones también son muy similares a las de los rivales con cambio automático, como el Renault Clio RS, el MINI Cooper S Aut. o el Volkswagen Polo GTi (ficha comparativa). El Ford Fiesta ST200 es más ligero que cualquiera de los anteriormente señalados.
El motor resulta muy agradable. Responde al acelerador con poco retraso y sube de régimen con facilidad. Tiene mucha fuerza en todo momento y, por ello, es fácil circular a un ritmo elevado sin haga falta ocuparse mucho del cambio de marchas. Aún no hemos medido la capacidad de aceleración de este modelo, razón por la cual no la podemos comparar con la del ST de 182 CV.
La mayor parte del sonido que llega al interior está producido mediante un conducto que conecta la admisión del motor con el habitáculo. Es un sonido que puede ser sugestivo en carreteras en las que se cambia de ritmo con frecuencia, pero quizá sea molesto en un viaje largo a velocidad más o menos sostenida.
La impresión que tengo es que las reacciones de este Fiesta ST200 son muy parecidas a las del ST. El eje de torsión del Fiesta ST200 es más rígido (un 27%) que el del Fiesta ST y los amortiguadores tienen nuevas especificaciones «para mejorar la absorción de impactos». En el eje delantero, el grosor de la barra estabilizadora ha pasado de 19 a 21 milímetros.
Es un deportivo potente, de reacciones rápidas y sensible a la conducción. Precisamente, este último punto es uno de los aspectos que más diferencian al Fiesta ST200 de algunos de sus rivales. Responde con gran inmediatez a los movimientos que el conductor hace sobre el volante y pedales. Por ejemplo, cierra la trayectoria de forma clara si el conductor provoca una deceleración en curva (por ejemplo, levantando bruscamente el pie del acelerador), hasta el punto que se puede notar el deslizamiento de las ruedas traseras.
Sus reacciones no me parecen exigentes, pero sí dependen mucho del estilo de conducción: a este coche se le saca mucho más partido si la conducción es ordenada y de calidad que si no lo es. Por la forma que tiene de moverse en curva, recuerda a los pequeños deportivos de hace dos o tres generaciones de vehículos, aunque con el nivel de seguridad de uno moderno gracias a las ayudas electrónicas (el control de estabilidad es poco intrusivo incluso en el modo normal; hay un modo deportivo).
La suspensión, aunque dura, no es seca. El Fiesta ST200 no tiende a rebotar o perder la trayectoria cuando se circula sobre firmes irregulares. La capacidad de tracción también es muy buena, pues es posible acelerar mucho en marchas cortas sin que se produzca un patinaje excesivo de las ruedas motrices.
Algunos de sus rivales, como puede ser un SEAT Ibiza CUPRA o un Volkswagen Polo GTI, tienen reacciones menos ágiles y transmiten unas sensaciones menos directas. Un Renault Clio RS es, al igual que el Fiesta, es un coche indicado para quien busque un tacto de conducción excelente. Una diferencia entre ellos es que, quizá, el Fiesta ST200 es un poco más ágil debido a su mayor sensibilidad a los cambios de apoyo en curva.
La dirección es rápida (su desmultiplicación es 13,7 a 1; la de un Peugeot 208 GTI es 16,2 a 1). Por esta razón, hay que mover poco el volante para trazar las curvas. Sin embargo, como el ángulo máximo al que pueden doblar las ruedas no es grande, el diámetro de giro entre paredes es más bien grande (11,2 metros). Entre sus competidores, está mucho más cerca de los que peor maniobran (como el Peugeot 208 GTI, que necesita 11,4 metros) que de los que mejor lo hacen (el SEAT Ibiza CUPRA necesita 10,5 metros).
Los frenos son los mismos que los del Fiesta ST de 182 caballos y cumplen bien su función. No se sobrecalientan con facilidad, al menos al ritmo que es posible —y razonable— en una carretera abierta al tráfico; no los he probado en circuito. Los neumáticos también son de las mismas medidas en ambos modelos de Fiesta.