El Fusion es un coche con algunas cualidades interesantes, pero esta versión con motor de gasolina de 79 CV no me parece recomendable. Lo único a favor del 1.4 frente a otros Fusion es el precio.
Quien tenga la menor inquietud acerca del consumo, mejor que elija el Diesel de 68 CV, que es un buen motor desde casi todo punto de vista. Por lo que hemos visto en el Fiesta, este motor Diesel gasta mucho menos que el de gasolina. No es capaz de acelerar igual, pero sí es más agradable en condiciones de circulación favorables porque es más capaz de mantener marchas largas.
Quien espere del Fusion una buena respuesta al acelerador, incluso en condiciones desfavorables o con carga, mejor que elija la versión de 1,6 litros y 101 CV. La diferencia de consumo no será muy grande porque este 1,4 litros gasta mucho; de hecho, en consumo medio homologado la desventaja del 1,6 litros es solo 0,1 l/100 km. Otra razón más para preferir el 1,6 es que es el único Fusion que puede llevar control de estabilidad.
La carrocería del Fusion tiene como cualidades más positivas el espacio en las plazas traseras, que es mayor que el de otros utilitarios e incluso que el de coches más grandes. También es grande el maletero, aunque su forma algo irregular impide que se pueda aprovechar fácilmente todo el volumen disponible.
Lo peor de la carrocería es el puesto de conducción: falta un apoyo para el pie izquierdo, tiene un asiento que sujeta poco el cuerpo y no puede tener ajuste longitudinal del volante ni como opción.
La seguridad activa me parece muy buena. Es un coche que responde bien al volante y que no reacciona de manera que sea difícil de conducir. Si no está al mejor nivel, es por la carencia del control de estabilidad. Frena bien y tiene antibloqueo como equipo de serie.
La suspensión hace que sea más estable que cómodo, aunque hay coches más blandos que a mí me parecen más incómodos. Su carrocería no se mueve en exceso, salvo en baches pequeños. Como en cualquier caso, conviene probarlo antes de comprarlo, porque a algunas personas les puede parecer una suspensión demasiado dura.
Lo que más perjudica el confort, con todo, no es la suspensión, sino el ruido. Por carretera, a baja velocidad hace mucho ruido de rodadura y a velocidad alta se impone el ruido aerodinámico.
El Fusion no es un «todo terreno urbano», pero alguna cualidad en ese sentido sí tiene. La principal diferencia con el Fiesta y otros utilitarios es unas ruedas de más diámetro, que hacen que la carrocería esté algo más alta y las llantas, mejor protegidas.
La diferencia de precio entre un Fiesta y un Fusion, a igualdad de motor, es 940 € actualmente. Puede que compense si realmente el espacio en las plazas traseras y la versatilidad del maletero son necesarios.
Hay algunos monovolúmenes igualmente amplios y versátiles, con un precio más o menos semejante. El Mazda Demio (pronto reemplazado por el Mazda2) y la versión más barata del Honda Jazz cuestan menos. El Jazz debe ser igual de lento que el Fusion 1.4, pero gasta mucho menos. Más rápidos y más costosos son el Toyota Yaris Verso 1.3 VVT-i y el Mitsubishi Space Star 1.3 16V.