Durante la presentación del Renault Grand Scénic he tenido ocasión de conducir la versión con el motor 1.9 dCi de 120 CV. Tras adaptarme a su peculiar puesto de conducción, más cercano al de una furgoneta que al de un turismo convencional, lo cierto es que resulta fácil encontrarse cómodo. La visibilidad es buena en general y el tacto de todos los mandos me parece agradable.
El motor 1.9 dCi aporta un nivel de prestaciones apropiado en este vehículo, y aunque tampoco impresiona por su empuje, lo cierto es que permite ganar velocidad con facilidad desde cualquier velocidad, gracias a su elevado par motor y buen empuje desde bajo régimen. La sonoridad en el interior está correctamente filtrada y el motor no parece excesivamente ruidoso.
El compromiso entre estabilidad y confort es muy bueno. Incluso en carreteras con numerosas curvas, el Grand Scénic se mueve con una agilidad que sorprende en un coche de sus características (lo he conducido sin llevar carga en el interior). Llegados al límite de adherencia, apreciamos su tendencia a subvirar, aunque dicho subviraje nos ayuda a controlarlo con eficacia el control de estabilidad de segunda generación que puede llevar opcionalmente. Dirección, cambio y frenos cumplen eficazmente su cometido