Mi primer contacto con el Fabia Combi 1.2 Comfort, nada más entregármelo, fue un viaje de Madrid a Málaga. Estaba mentalizado para que fuera un viaje lento y pesado. No fue así. Bajo una lluvia abundante, torrencial en muchos momentos, el viaje resultó rápido cuando se podía, y como no hay grandes puertos en el trayecto, la media fue similar a la que se consigue con cualquier otro coche.
El motor, salvo en los regímenes de giro cercanos al ralentí (hay que acelerar un poco más de lo habitual en los semáforos al arrancar) resulta muy agradable de utilizar hasta el corte de la inyección, que se produce sobre las 6.100 rpm. En carretera, por zonas llanas y en quinta, es habitual observar la aguja del cuenta revoluciones por encima de las 5.500 rpm, es decir, en zona de velocidad máxima, que se mantiene en leves repechos.
En la recuperación en cuarta, el Fabia 1.2 obtiene tiempos malos. Sin embargo, la recuperación de 80 a 120 km/h en quinta se sitúa entre la de otros modelos más potentes y ligeros.
Por la autovía, en mitad del aguacero, los neumáticos Firestone F-590 en medidas 185/60 en llanta 14 daban una gran sensación de agarre y al no ser muy anchos son mejores para pasar sin hacer aquaplanning en zonas encharcadas.
Los frenos aguantan bien el uso intensivo y el pedal tiene buen tacto, pero las distancias de frenado que hemos medido han sido malas. Mi impresión es que el motivo era el agarre en seco de los neumáticos y quizá el reparto de la frenada (para esos neumáticos) ya que el ABS actuaba muy pronto en las ruedas delanteras.
La estabilidad es muy buena. En seco, los neumáticos también son los causantes de una tendencia excesiva a deslizar del eje delantero. Con el coche apoyado, pero sin exceso, los neumáticos empiezan a deslizar, más pronto de lo que yo esperaba.
Se podría pensar que el causante es más la medida del neumático que la calidad de la goma, pero creo que las distancias de frenada, en las que la anchura del neumático no afecta mucho, deja ver a las claras que la cuestión es debido al agarre de la goma y no a la forma de la elipse que toca el suelo (y que varía con la anchura de los neumáticos).
El morro sólo desliza si se entra muy fuerte en la curva y nunca por aceleración. Esto hace que salvo error de apreciación del conductor, resulte un coche muy sencillo de conducir.
El cuentakilómetros marca aproximadamente un 2% menos de la distancia real que recorre. (cuando marca un kilómetro en realidad ha recorrido 982 metros). Normalmente los cuentakilómetros dan el error contrario, indican menos distancia que la recorrida en realidad.
El error del velocímetro es de un 7 por ciento. Cuando marca 140 km/h en realidad va a 131 km/h. El medidor de consumo del ordenador apenas ha dado error.