El motor es el mismo que llevaban varios modelos del grupo Volkswagen, entre ellos este Passat, este Audi A4 y este Skoda Octavia que ya habiamos probado. No hay mucha diferencia en las mediciones que hemos obtenido entre la berlina con cambio manual y el familiar con DSG (hay 78 kg de diferencia entre ambos).
Destaca por la óptima relación que ofrece entre prestaciones y consumos. Por carreteras de un único sentido se consiguen medias de 7,3 l/100 a una velocidad de 138 km/h; en una utilización mixta de ciudad y alrededores gastó 9,3 l/100 km. En lo que no es de los mejores es por ruido ni por suavidad de funcionamiento. El Jaguar X-type 2.2d o el Toyota avensis 2.2 D-4D son mejores en este aspecto.
A ralentí y baja velocidad se perciben vibraciones que provienen del motor, sobre todo en el volante y asientos. La falta de fuerza que tiene a muy bajo régimen, y que dificulta en algunas circunstancias el arranque desde parado, queda en este caso filtrada parcialmente por el cambio automático.
Esta versión lleva el cambio DSG. Es un cambio manual de accionamiento automático que se caracteriza por tener dos embragues (más información de este sistema). De todos los cambios automáticos que he llevado (bien con convertidor de par o embrague automático), éste me parece el mejor de todos ellos.
Generalmente es muy rápido realizando los cambios, algo que hace además de forma suave, con lo que logra una sensación de aceleración mucho más uniforme y prolongada que un cambio manual.
Tiene dos modos de funcionamiento, «normal» y «sport». La principal diferencia entre ambos es que en el primero trata de utilizar la marcha más larga posible, mientras que en el segundo llega incluso a reducir si es necesario (al levantar el pie del acelerador cuando llegamos a una curva, por ejemplo).
En ambos modos permite usarlo de forma secuencial, mediante toques sobre la palanca del cambio o bien sobre unas levas (260 €) que giran solidarias con el volante (la izquierda para reducir, la derecha para subir de marcha).
El freno de estacionamiento es eléctrico y se activa con un pulsador que hay colocado en el lado izquierdo del salpicadero, en un lugar muy accesible (imagen). A diferencia de otros sistemas similares (como el del Lancia Thesis o el Renault Laguna) éste no se activa ni se libera de forma automática. Es posible que de este modo se elimine la posibilidad de que por accidente el coche se mueva sólo, pero resulta más incómodo en un uso diario.
El sistema de frenado «autohold» es de serie con el motor 2.0 TDi. Este dispositivo mantiene el coche frenado cuando estamos detenidos, con lo que evita tener que mantener el pedal de freno pisado durante una retención o que el coche caiga por una rampa al iniciar la marcha. Se conecta mediante una tecla que hay junto a la palanca del cambio (por defecto está desactivado) y actúa sobre el freno de estacionamiento. Este sistema me parece más útil en un coche con cambio manual que en uno automático, porque estos últimos (salvo en rampas muy pronunciadas) no caen hacia atrás al arrancar.