Hay muchos coches de tres volúmenes y tamaño parecido al Audi A4. Algunos de ellos, que acaban de salir al mercado o están a punto de llegar, están a un nivel semejante en algunos aspectos. Eso no quiere decir que el A4 vaya mal, sino que va tan bien como algunos de sus rivales que resultan claramente más baratos. Lo que no encuentro es que por motor, espacio, calidad de los materiales o remates utilizados en el habitáculo quede plenamente justificada la diferencia de precio.
Con relación a otros coches de potencia semejante que también son más costosos que la media, como el BMW 318, el Rover 75 2.0 o el Volvo S60 2.4 140 CV, este A4 resulta superior en relación valor precio y en cualidades dinámicas, salvo prestaciones.
El interior está muy cuidado y la postura al volante que se puede conseguir es muy buena, gracias a que el volante se puede ajustar horizontal y verticalmente con mucho recorrido. Los asientos sujetan bien las piernas y los glúteos, pero dejan los hombros sueltos, lo que no resulta cómodo en curvas.
El motor de 130 CV es probablemente lo peor del coche. No resulta brillante y sí ruidoso. A este motor le viene muy bien el cambio automático por variador continuo que llevaba nuestra unidad de pruebas, porque gracias a este cambio siempre se sitúa en la gama de revoluciones óptima para obtener lo máximo de él.
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