El habitáculo del Defender tiene cualidades que son muy deseables para un uso familiar: mucho espacio en las dos filas de asientos, multitud de lugares bien pensados y mejor resueltos para dejar todas las cosas que se suelen llevar encima (teléfono, llaves, bolso, etc.) y accesorios que resultan útiles en el día a día.
De mitad para arriba, el Defender estaría encuadrado como un coche de lujo. De mitad para abajo, como uno industrial, con matices. Esto se debe a que mientras el cuero y los plásticos blandos son los predominantes en las zonas que quedan al alcance de las manos, el suelo está recubierto por completo de plástico, no de moqueta. La mezcolanza de materiales de muy distinto refinamiento es llamativa.
Que el suelo sea de plástico es chocante en un coche de este precio, pero lo cierto es que no hay nada más práctico si el Defender se va a utilizar en entornos sucios, sobre todo si hay barro. Para limpiarlo, basta con sacar las alfombrillas (las hay de goma o textiles, van bien sujetas por dos anclajes a presión) para que el proceso sea mucho más rápido y con mejor resultado que una moqueta: la suciedad se aspira con facilidad y con un trapo húmedo se retiran las manchas que queden. El plástico parece robusto (no cruje al pisarlo) y de buena calidad porque la unidad de pruebas tenía más de 13000 kilómetros y no mostraba rozaduras profundas ni signos de desgaste evidentes.
Este Defender tiene el nivel de equipamiento First Edition (ya no disponible, pero comparable en muchas cosas con el actual X). Hay elementos tapizados de piel, piezas de plástico de color gris clarito (Light Grey Powder Coat Brushed) y otras de un plástico gris oscuro tirando a azul. En la galería de imágenes del Defender 110 se puede ver con más detalle está combinación.
El habitáculo es muy ancho. Delante, los pasajeros quedan alejados uno de otro y la consola central es amplia y muy utilizable. Esta consola, a dos niveles, no está disponible con el equipamiento básico. La posición de conducción es elevada y los reglajes de asiento (imagen de los mandos) y volante permiten sentarse y sentirse cómodo.
En la segunda fila, la abundancia de espacio se mantiene. No hay problemas para que vayan personas de mucha estatura ni para llevar a tres adultos. Las plazas laterales tienen anclajes Isofix; si se utilizan, entre las sillitas también cabe un adulto sin estrecheces. Una tercera silla con Isofix solo puede ir en el asiento delantero del pasajero, que es el que también cuenta con estos anclajes.
Sorprende la cantidad de tomas de corriente de todo tipo que hay en el habitáculo. Delante hay dos USB en la consola (una tipo C y otra micro USB), otra toma micro USB en el salpicadero, delante del pasajero, una de 12 V y un cargador inalámbrico opcional. En la segunda fila hay cuatro tomas (dos USB y dos de 12 V) en la consola y otras dos en los respaldos. Por último queda el maletero, donde hay un conector de 12 V en el lado izquierdo y otro de 230 V en el derecho. Las tomas de 12 V admiten consumos de 150 W; la de 230, un máximo de 180. Las tomas USB son de 5 W.
Entre tanta toma de corriente a Land Rover parece que se le ha pasado por alto la iluminación del maletero. No es que no haya puntos de luz, que hay dos, sino que su ubicación no es la más idónea porque están situados en los laterales, muy abajo. En cuanto hay equipaje u otros bártulos que los tapan, es imposible ver en esa zona del coche. Una lámpara en el techo sería una mejora apreciable. En el habitáculo la iluminación es correcta.
Al maletero se accede mediante una puerta de apertura lateral. Lo hace de izquierda a derecha, es decir, al contrario de lo conveniente en los países en los que se circula por la derecha y en los que lo habitual es aparcar al lado derecho de la calle. Con el Defender hay que colocarse en el lado de la calzada para abrir el portón en vez de en el lado de la acera. El hueco que deja una vez abierto tiene una altura de 90 cm y una anchura mínima de 90.
El piso del maletero y los respaldos de los asientos traseros son de plástico rígido con un relieve que se repite por toda la superficie. Así resultan más fáciles de limpiar. Los respaldos se abaten por separado en tres piezas y quedan en posición horizontal creando una superficie completamente nivelada con el piso del maletero.
Opcionalmente, puede equiparse con unos rieles sobre los que se montan diversos accesorios para llevar la carga bien sujeta, incluso objetos pequeños. Sobre ellos también se puede fijar un cofre de acero para llevar más seguros objetos como ordenadores portátiles y objetos de valor.
El maletero, con la configuración de serie, tiene un par de ganchos para colgar bolsas. Están muy cerca del portón y son poco prácticos porque una bolsa de la compra colgada ahí golpea contra la puerta al cerrarla. También hay un espacio junto a la ventanilla con una cinta elástica para sujetar algún objeto pequeño y un cajón bajo el piso. En la segunda fila de asientos es donde, comparativamente, hay menos posibilidades: los revisteros de los respaldos (que son rígidos, no una redecilla), los huecos de las puertas y, si no se usa la plaza central, hay un par de portabebidas en el apoyabrazos. Delante hay sitio de sobra para todo. Además de la consola que he comentado con anterioridad —tiene un cajón que puede ser una neverita con capacidad para un par de bebidas, dos portabebidas, una bandeja y una zona inferior muy amplia donde dejar un bolso— toda la zona media del salpicadero es una repisa en la que se pueden dejar las llaves, el móvil o incluso un bolso no muy grande. Todos estos espacios tienen el fondo de goma antideslizante, por lo que en las curvas los objetos no salen despedidos.
Los acabados son buenos, con excepciones. Algunas de ellas evidentes a simple vista —la unión de la pieza de plástico de los extremos del salpicadero con la repisa horizontal es mala y desigual— y otras que solo se perciben al escudriñar el coche —la unión del tapizado el techo con el parabrisas—.
Además del sistema de acceso y arranque sin llave, Land Rover ofrece la llamada Activity Key (465 €). Es una pulsera que se puede utilizar en vez del mando. Está pensada para dejar este dentro del coche e irse a hacer algún tipo de deporte o actividad con la pulsera, evitando que el mando pudiera dañarse o perderse.