Como el resto de los apartados mecánicos, la dirección, caja de cambios y equipo de frenos han sido puestos a punto en el R32 para aguantar el trato exigente al que se puede someter un coche deportivo.
La cremallera de dirección tiene menos desmultiplicación que la de otros Golf; es más rápida y directa, sin haber perdido capacidad para maniobrar. El R32 tiene 2,6 vueltas de volante entre topes, frente a las 3,1 vueltas que tienen el resto de los Golf. Además, el tacto de la servoasistencia está bien adaptado a las características deportivas de este coche.
La caja de cambios de seis marchas me parece buena, en condiciones normales, es suave y precisa; el recorrido entre las marchas es corto. En conducción deportiva muy exigente no es suficientemente rápida para extraer las máximas prestaciones del motor. Si intentamos mover la palanca muy rápido de una marcha a otra, su tacto se endurece e impide engranarlas tan rápido como quisiéramos.
Un aspecto curioso es que, en la unidad que he probado, el pedal del embrague tenía ralentizado el retroceso, es decir, cuando al cambiar rápido soltábamos rápidamente el pedal de embrague, éste se quedaba unas décimas de segundo en la parte baja, sin subir. No sé qué es lo que provocaba esto, pero sí condicionaba la rapidez del cambio al subir de marchas.
Los desarrollos de transmisión están muy bien adaptados y la caída de vueltas que se produce entre las marchas es muy pequeña, sacando el mayor provecho al funcionamiento del motor.
El equipo de frenos me ha parecido potente y bien dimensionado, sobre todo, los discos ventilados delanteros que lleva, de 334 mm de diámetro. Detrás lleva también discos ventilados, pero de 256 mm.
El buen funcionamiento de su ABS (Ate de cuatro captadores) contribuye a obtener unas distancias de frenado realmente cortas en nuestras mediciones: 53 m para detenerse desde 120 km/h. La frenada es muy potente y equilibrada, con un tacto fácil de dosificar y buen mordiente, incluso sobre carreteras bacheadas, aunque un coche de las características del R32 creo que merecía unas pinzas delanteras monobloque en lugar de las pinzas flotantes que lleva (pintadas en color azul). Esto mejoraría todavía más su tacto y reduciría el recorrido del pedal, sobre todo, cuando el equipo de frenado se sobrecalienta.
Los frenos del R32 aguantan bien el trato duro y no es fácil llegar al punto de fatiga, pero en una conducción realmente exigente también pueden llegar a aparecer los síntomas de fading. Le faltan unas tomas de refrigeración adecuadas para los frenos delanteros.